ATE

Categorías
Opinión

Falleció Oraldo Britos, un leal compañero y amigo de ATE

Hace días recibimos la triste noticia del fallecimiento de Oraldo Britos, un leal compañero.

Nos conocimos en la CGT de los Argentinos. También en ese tiempo y en ese ámbito fue muy amigo de un grande de ATE, Héctor Quagliaro, con el cual tenían muchas coincidencias y el común objetivo de luchar contra la dictadura militar de Onganía.

De origen humilde, obrero ferroviario en Villa Mercedes, (San Luis) tuvo importantes responsabilidades sindicales, en su provincia y a nivel nacional. Fue un militante ejemplar y comprometido con su organización y la combativa “Lista Verde” de la Unión Ferroviaria, junto con otros grandes dirigentes como Abel Di Próspero y Lorenzo Pepe. Años después entre los “Verdes” ferroviarios y la “Verde” ANUSATE de nuestro gremio se tejieron estrechos lazos de compañerismo y solidaridad.

En 1973, asumió como Senador de la Nación, representando a San Luis, y junto a otro gran compañero de ATE, Edgardo Murguía -Senador nacional por Santa Cruz- integraron la Comisión de Legislación Laboral del Senado Nacional, cumpliendo ambos un papel relevante en la defensa de los Derechos de los Trabajadores y de la soberanía de nuestro país.

La dictadura genocida de 1976 lo despoja de sus cargos. La Unión Ferroviaria intervenida, y la Lista Verde, con Oraldo y sus compañeros, asumen la representación de las y los trabajadores y de la resistencia a la dictadura. Se relacionan con el MSP -Movimiento Sindical Peronista- integran la “Comisión de los 25” y la CGT -Brasil.

Cuando la dictadura es derrotada, Oraldo Britos es electo nuevamente como Senador de la Nación, y posteriormente por varios períodos, Diputado Nacional, siendo fugazmente ministro de Trabajo.

Pero más allá de los cargos e importantes responsabilidades que supo desempeñar, siempre fue leal a los trabajadores, consecuente en la defensa de la soberanía y los intereses del país pero sobre todo, una excelente persona y un muy buen compañero, humilde, coherente y solidario.

Gracias Oraldo, por tu compromiso y amistad, que en paz descanses.

Categorías
Opinión

Milei y el asalto a los derechos: Nuevos personajes. Viejas recetas

Daniel Godoy, Director del IDEP Salud de ATE.

El escenario que se abre ante el resultado electoral del último fin de semana es a todas luces, alarmante.

Hay una interpretación de consultoras basada en analizar el recuento de votos/no votos, las fugas, los cortes de boleta, el peso de los aparatos… y las múltiples alternativas posibles para la cita del próximo 22 de Octubre.

También se escuchan mucho, intentos de descifrar el pronunciamiento electoral de la sociedad argentina, en clave de acumulación de decepciones de las representaciones populares, desde la recuperación de la democracia a esta parte. Nada menos que 40 años de democracia gobernada por casi todo el arco partidocrático que no resuelven los problemas estructurales de desigualdad y perpetuación de la precarización de la vida de la mayoría de las y los argentinos.

Decepción, bronca y ruptura del contrato de confianza con las representaciones tradicionales son denominadores comunes de casi todos los análisis por estos días que pretenden explicar esta verdadera “bolsonarización” argentina.

Los anuncios y precisiones que van emergiendo del propio candidato Milei y de sus equipos técnicos, son delirantes, inviables y compulsivos, diríamos casi lindando con la psicosis política.

En el universo de los derechos sociales básicos como Salud, Educación y Protecciones sociales, se restringe a viejas y malas recetas de la ortodoxia liberal.

Lo elemental de la propuesta segurista de Milei forma parte de la biblioteca de varios “gerentes” que adoraron y adoran este tipo de propuestas, desde GGG a Filgueira Lima, pasando por Lemus, Rubistein y Belocopit, tan sólo por nombrar a  algunos.

Se modela desde la voracidad del complejo médico industrial farmacéutico y el sector financiero que pretende apropiarse de la renta circulante en el campo de la salud, basada en la segmentación de prestaciones según la capacidad de bolsillo de cada ciudadano/a, y el aumento del pago directo por prestaciones y servicios con las consiguientes diferenciaciones de ciudadanía que diferencia lo universal y solidario de lo individual rentístico.

A eso agregar la precarización extrema de los equipos de Salud y la transformación de los establecimientos sanitarios en empresas autogestivas.

Nos tocó a la militancia sanitaria, a las y los trabajadores, a los sindicatos, a los movimientos sociales, explicar en cada lugar y en cada situación, lo calamitoso de los efectos de la propuesta de cada uno de estos personajes, como en el último intento de la Cobertura Universal CUS de Macri y compañía, cierre del Ministerio de Salud mediante.

El envión del protagonismo y fortalecimiento del Estado en tiempos de pandemia se desaceleró al compás de la declinación “albertista” y la consolidación del co-gobierno con el FMI.

También decayó la presencia de la agenda popular en materia de Salud, la que pretendemos que consolide la universalidad de los derechos sanitarios con perspectiva de géneros, de pluriculturalidad, del ambiente, de la salud mental desmanicomializadora, de la política soberana en medicamentos. Al punto de desaparecer en el marco de un (no) debate electoral de una precariedad de la que no se tiene memoria en Democracia.

Debemos volver a motorizar nuestras energías para defender el Derecho la universalidad, la gratuidad, la solidaridad, a las trabajadoras y a los trabajadores y a los establecimientos que producen salud y no negocios.

El pueblo movilizado volverá a impregnar de épica esta nueva página oscura de la historia argentina. Está en nosotros no repetir episodios fallidos de la expectativa popular.

Categorías
Opinión

Hechem, legislador ‘a medias’ y patriota total

Por Daniel Parcero, escritor e historiador revisionista de ATE y el movimiento obrero.

Un día como hoy 9 de junio, en 1955, el dirigente estatal y legislador nacional, René Hechem exponía en la Cámara baja, su anteproyecto de ley de provincialización de Río Negro.

René Hechem (1923-2015) fue delegado de ATE en el Hospital de General Conesa en los años 50, Secretario General de la entidad desde 1951, y diputado nacional territoriano –con voz pero sin voto, por ello lo de legislador “a medias”- entre 1954 y 1955.

Durante este mandato, a un año de permanecer en su banca, fue el miembro informante de la ley por la que Río Negro se convirtió en Provincia, habiendo sido él, quien a pedido de Perón y Evita, recorriera a caballo el entonces territorio nacional para luego argumentar por escrito las razones de su necesaria provincialización.

Aprobada la ley, tras una excelente exposición –que puede rescatarse en el interior del libro “René Hechem, legislador ‘a medias’ y patriota total” de mi autoría, y editado por ATE en 2017- recién en 1957, ya derrocado el General Perón, el gobierno de facto del Gral Aramburu por Decreto Ley 4347, facultó a los comisionados federales de las nuevas provincias a elegir convencionales que procederían a dictar sus constituciones. El 10 de diciembre del mencionado año se promulgó la Constitución Provincial, por la que se establece a Viedma como residencia provisoria de las autoridades, siendo que la capital definitiva sería establecida por una nueva ley a dictarse en 5 años. Sin embargo recién el 20 de octubre de 1973, sería realidad.

Hasta el año 2017, en que las autoridades provinciales declararan el citado libro de interés, y se realizaran actos de reconocimiento a René Hechem, el compromiso militante del destacado ex trabajador estatal en contribuír a planificar el Estado para agrandar la Nación, había quedado “en la nube del olvido”.

Es importante destacar los esfuerzos coincidentes al respecto de parte del entonces vicegobernador Pedro Pesatti –hoy Intendente de Viedma- , el secretario general de la ATE rionegrina Rody Aguiar -candidato a secretario general de la ATE nacional por la lista verde ANUSATE, y Hugo Godoy, secretario general nacional de la ATE y a CTA.

Categorías
Opinión

Borda, a 10 años de un desborde salvaje

A diez años de la represión que mostró el salvajismo de la Policía Metropolitana como brazo armado del macrismo para usurpar espacios públicos, cómo fue y en qué estado están las cosas.

Eduardo Silveyra, escritor y periodista.

HECHOS. Ese viernes 26 de abril de 2013 amaneció nublado, en el cielo se presagiaba una tormenta y entre los trabajadores y los internos, comenzó a circular un rumor brumoso y cargado de malos augurios; las fuerzas policiales de la Metropolitana se agrupan en los fondos y en las calles aledañas al Hospital Borda. Hubo quienes ingenuamente pensaron que nada ocurriría, ya que ni en tiempos de guerra se ataca a un hospital, pero siendo Mauricio Macri el jefe de gobierno, violador serial de toda regla, lo mejor era tomar precauciones y muy pronto se comenzaron a enviar mensajes a otras juntas internas de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) para que brindaran su solidaridad y se hicieran presentes en el lugar. El motivo de la presencia policial tenía un fin preciso, custodiar la demolición de un edificio donde funcionaba un taller protegido, para erigir en el mismo terreno y en los adyacentes un Centro Cívico, donde se ubicarían algunos ministerios de la Ciudad que funcionaban en el Edificio del Plata y en Bolívar 1, además claro está, de emprendimientos gastronómicos, en sintonía con la gentrificación llevada adelante en el barrio de Barracas. Desde la junta interna se había presentado una medida cautelar a la justicia, que debía expedirse el 29 de ese mes, pero las fuerzas policiales al mando del ex subjefe de la misma, Ricardo Pedace, cumpliendo órdenes de Macri, ignoró la medida judicial y se adelantó tres días para cumplir la misión demoledora. Pedace, además de presidir el Rotary Club de Caballito, tiene una larga experiencia en políticas represivas ya que ingresó a la Policía Federal en 1974, siendo su primer destino la comisaría 19.

Al tiempo que transcurrían las horas, se agruparon en el lugar unos trecientos trabajadores, internos, legisladores y periodistas, quienes vieron que un número casi igual de efectivos policiales, fuertemente armados y protegidos por escudos, iba tomando posiciones. Muchos de los policías, según testimonia Nicolás Rodríguez Saá, delegado de ATE que participó de la movida, nos cuenta que: “Estaban sacados, no es de extrañar que tuvieran alguna droga encima, muchos tenían los ojos desorbitados y enrojecidos, por la manera en que reprimieron, disparando balas de gomas y gases a poco metros de distancia y golpeando a la gente caída en el piso, no se puede deducir otra cosa. Fue una represión desmesurada y salvaje, fueron 400 policías totalmente descontrolados que reprimieron a 300 manifestantes, durante cinco horas”. Así fue que un grupo de jóvenes, escudados por la topadora y la fuerza policial, derribaron la edificación 19, lugar donde funcionaba el taller protegido. En la escaramuza, en la cual la Metropolitana llevaba las de ganar, fueron heridas 50 personas, entre internos, médicos, trabajadorxs, diputadxs y periodistxs. Nunca más descriptiva la frase de “se reprimió a mansalva”, una represión que tenía un antecedente no muy lejano cuando en el 2010 la misma fuerza en conjunto con la Policía Federal, reprimieron a vecinos que reclamando soluciones habitacionales, ocuparon algunas manzanas del Parque Indoamericano, aunque esa vez hubo dos muertos, como para que quedara claro, que, cuando se disputan los espacios públicos en aras del bien común y en contra de los negociados inmobiliarios manejados por el Gobierno de la Ciudad, las cosas son a sangre y fuego. No es nuevo y se corresponde con una política represiva diseñada para tales fines, el uso de la fuerza policial para concretar objetivos precisos por parte del PRO en su momento y de Cambiemos actualmente, lo cual muestra una metodología puesta en práctica cada vez que es necesaria su aplicación. En el último viernes de Semana Santa, un centenar de efectivos de la Policía de la Ciudad, mientras los vecinos dormían o estaban ausentes por el feriado, unos cien efectivos se hicieron presentes en El Galpón de Villa Ortuzar, para proteger a las topadoras que lo demolieron. En la construcción demolida, funcionaba un centro de jubilados, un bachillerato popular, una biblioteca en conjunto con otras actividades comunitarias desarrolladas por los vecinos, en este caso el bien comunitario fue arrasado para construir un canil, que solo beneficia a los posibles habitantes de las torres que se están construyendo y modificando las características urbanas del barrio.

SALUD. La represión en el Borda, no solo volvió a visibilizar otra vez, las políticas neoliberales de usurpación de los espacios públicos, sino la despreocupación total acerca de las políticas de salud pública, que no solo pasan por la no re categorización de enfermeros y enfermeras, que revistan como personal administrativo en los hospitales, los bajos sueldos y los recortes que año a año se implementan en el presupuesto a adjudicar para el funcionamiento adecuado. En cuanto a esto, Gustavo Fernández Ferro, delegado precisamente de los Talleres Protegidos en el Borda, nos dijo: “El edificio del taller no se volvió a reconstruir y pasó a funcionar en un espacio más reducido y tampoco tiene las mismas características que el que fue demolido, donde trabajaban unos 30 internos, en el que funciona actualmente solo hay capacidad para 10 ó 15, nuestra propuesta fue reparar el que se había destruido, que tiene un costo menor que hacer uno nuevo, pero no fuimos escuchados. Todo esto está relacionado con la desinversión en salud pública y en este caso en salud mental, que primero Macri y después Larreta, llevan año tras año achicando el presupuesto, porque en realidad nos les interesa la salud del pueblo. Esto también abarca al congelamiento de vacantes que hay desde hace 6 años a la fecha, hay compañeros y compañeras que se jubilan, pero sus puestos no vuelven a ser cubiertos”.

JUSTICIA. En abril de 2015, la Cámara IV en lo Criminal confirmó los sobreseimientos en la causa del entonces jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri, la vicejefa María Eugenia Vidal, el jefe de gabinete Horacio Rodríguez Larretay los ministros de Seguridad Guillermo Montenegro, y de Salud, Graciela Reybaud. Es decir de los responsables políticos de la represión. La confirmación a favor de Macri, llegó en diciembre de 2015, días antes de que asumiera la presidencia. La denuncia por la represión fue llevada adelante por ATE Capital y recayó en el Juzgado Federal Nº 30 cuyo juez, Jorge Alfredo López, se dedicó a dormir causa durante todos estos años. Consultado acerca del estado en que se encuentra la misma, Luciano Fernández, hoy Secretario gremial de ATE Capital, nos dice: “La represión en el Borda sirvió entre otras cosas para mostrar la complicidad judicial con el poder político de cambiemos, el juez durmió la causa. Hay pruebas fehacientes de que Montenegro triangulaba las llamadas desde el ministerio de Seguridad con Pedace, quien estaba al mando del operativo. En la denuncia penal quedaron implicados Ricardo Pedace que era el sub jefe de la fuerza, Horacio Giménez el jefe de la misma y el policía Martín Roth, en el 2018 se pidió la elevación a juicio oral y el juzgado fijo la fecha para febrero del 2019, pero el juicio no se llevó a cabo a pesar del pedido de la querella, integrada por Martín Alderete, Ester Centurión, Ariel Alberto Domínguez, Carlos Farías y Carlos “Choco” Cardozo, fallecido hace unos atrás. Hoy la causa está a punto de prescribir, creemos que es una medida de protección tanto para Giménez Y Pedace, que están a por jubilarse. La complicidad de la justicia para proteger a la fuerza policial es más que evidente, la causa quedó etiquetada como “lesiones leves” algo totalmente ridículo si tiene en cuenta la cantidad de heridos y la responsabilidad de Montenegro, Giménez y Pedace, al que quieren limpiar porque preside el Rotary Club de Caballito”. El argumento, tanto de Giménez y Pedace para justificar la represión ante el juez López, fue el de proteger las maquinarías de las empresas EMA. S. A. DAL Construcciones S. A. y TEXICO, todas vinculadas al negocio de la obra pública del Gobierno de la Ciudad.

Categorías
Opinión

El FMI y la visita de funcionarios estadounidenses arremeten contra la política económica, social y energética de Argentina

Ante la grave situación económica que viene atravesando el pueblo argentino, y la apertura que el Gobierno hace para que funcionarios estadounidenses intervengan en la política local, insistimos en las implicancias que tiene el acuerdo con el FMI.

Las consecuencias financieras de un nuevo endeudamiento impagable -que implica un ajuste como el que estamos sufriendo- son apenas una parte pequeña del profundo sentido geopolítico de dominación y subordinación que impone el gobierno imperialista de Estados Unidos.

En los últimos días, altos funcionarios norteamericanos visitaron nuestro país. Las reuniones que se dieron en ese marco y las declaraciones de los funcionarios, muestran el verdadero sentido que tuvo el préstamo del Fondo Monetario Internacional y su objetivo de condicionar la política económica, social y ambiental en nuestro país.

Como ya hemos denunciado en diversas ocasiones, el préstamo no era únicamente para pagar la campaña electoral de Macri, buscó ser también un nuevo condicionamiento político y financiero. Pero tiene como principal objetivo una profunda subordinación geopolítica, la cual estamos comprobando ahora.

Una muestra elocuente y vergonzosa de esto podemos verla en el último paper enviado por el Fondo Monetario Internacional. También en la visita del presidente de la Comisión Reguladora Nuclear de EEUU, Chistopher Hanson, que vino a impedir la incorporación de la cuarta central nuclear en el marco de un acuerdo de intercambio tecnológico que teníamos con China.

La subsecretaria de Estado, Wendy Sherman, habló de los dolores que deberá aceptar el pueblo argentino para transitar la salida de esta crisis; mientras que la Jefa del Comando Sur, Laura Richardson, está buscando construir garantías para seguir apropiándose de los recursos estratégicos de nuestro país, e intentar instalar bases militares de Estados Unidos para el control de esos recursos.

El propio asesor especial del presidente Joe Biden para América Latina, Juan González, habló sobre la corrida cambiaria que tuvo lugar esta semana, y señaló que en conversaciones tuvo con el ministro de Economía, Sergio Massa, acordaron que la salida es con la intervención del Departamento del Tesoro, el FMI, el Banco Mundial y el BID.

En estos ejemplos está la intención que tiene el Estados Unidos de condicionar a nuestro país. Es la nueva carta con más ajuste del Fondo Monetario:

  • Planchar el desarrollo científico tecnológico del país e impedir el desarrollo nuclear.
  • Garantizar condiciones políticas para imponerle al pueblo argentino humillación dolor y explotación.
  • Avanzar en el control geopolítico para romper en la posibilidad de que Argentina sea motor de la construcción de unidad con otros pueblos latinoamericanos como el caso de Brasil, Bolivia Colombia.

Avanzar en el control geopolítico para romper en la posibilidad de que Argentina sea motor de la construcción de unidad con otros pueblos latinoamericanos como el caso de Brasil, Bolivia Colombia.

Buscan impedir que nuestros países puedan desarrollarse para la construcción de una nueva institucionalidad que refuerce el UNASUR y la CELAC, y que pueda pensar en un Banco Latinoamericano para el Desarrollo, que pueda avanzar en una articulación de la Patria Grande Latinoamericana con los BRICS para un nuevo orden mundial que no nos siga teniendo como factores de dependencia y de exfoliación de nuestra riqueza.

Es por eso que en el centro de nuestro plan de lucha de la CTA Autónoma y el sentido de construcción de alianzas, son contra los condicionamientos del Fondo Monetario Internacional. Esto implica la construcción de más unidad y más fuerza organizada del campo popular, y de la clase trabajadora, para soberanía, emancipación y justicia social para nuestros pueblos.

Es necesario profundizar el plan con una acción unificada de toda la clase trabajadora en la Argentina contra el Fondo Monetario Internacional.

Categorías
Opinión

Gestión de Massa en Economía: más inflación, más ajuste fiscal y beneficios a los exportadores

Presentaremos unos pocos indicadores que permiten una rápida y primera evaluación de la gestión del Ministro de Economía actual (Massa). Cabe recordar que el Ministro asume a inicios del mes de agosto (el 2), tal será el mes inicial que tomaremos para realizar esta somera evaluación.

INFLACIÓN

El primer indicador es el de la inflación. Es el indicador clave, porque es a través de el que se puede medir la eficacia del Ministro en el conflicto distributivo. ¿Hacia donde se dirigen sus políticas? ¿Logra reducir la inflación, y con ello revierte el ajuste del poder adquisitivo de este mecanismo, o por el contrario mantiene una elevada inflación? Veamos los datos.

La inflación desde que asumió el Ministro está en orden del 6,5% promedio mensual (fue del 7% en agosto, del 6% en septiembre y del 6,5% en octubre). Este ritmo inflacionario supone un inflación anual del 80%.

Si comparamos con los meses previos a los que asume el Ministro, con los 3 meses anteriores, de mayo a junio 2022, la tasa promedio de inflación mensual fue del 5,9%. Lo que da una inflación del 70% anual.

Primera conclusión: Durante la gestión Massa la inflación no se redujo, por el contrario siguió acelerándose.

Esta aceleración incluso es la que pronostica los analistas económicos. Al asumir el Ministro las expectativas de los analistas que releva el Banco Central ubicaban a la inflación anual en el 90%; actualmente el pronóstico más conservador lo ubica en el 100% anual.

Si comparamos los meses de gestión del Ministro Massa (agosto – octubre) del 2022 con los mismos meses de un año atrás (2021), la aceleración inflacionaria es brutal. En el 2021 en esos meses el promedio mensual de la inflación fue del 3,4%; lo que supone una inflación anual del 40%. Massa consolida una tasa de inflación que es del doble del mismo período de un año atrás.

De más está decir que esta situación es mucho más grave si se considera el aumento de los precios de los alimentos. En el período Massa la inflación promedio mensual de los alimentos es del 7%; lo que supone una inflación anual del 84%; mientras que un año atrás era del 33% anual (ya que la inflación promedio mensual de alimentos de agosto – octubre del 2021 era del 3,3%)

En este contexto, lo menos que puede decirse del Ministro Massa es que ha fracasado estrepitosamente si su objetivo era reducir la inflación.

Si se quiere ser más audaz, no hay tal fracaso si se asume que en política económica los efectos tienen una causalidad precisa. En este caso, Massa expresa el acuerdo de la política económica para que los formadores de precios, los actores económicos más concentrados, continúen con su política de apropiación de los ingresos de los sectores populares por vía del alza continua de los precios.

AJUSTE FISCAL

Al proceso anterior de ajuste de los ingresos de los sectores populares, se le agrega la profundización del ajuste fiscal.

Este ajuste fiscal se expresa en la reducción del gasto público primario, es decir la cantidad de bienes y servicios que el Estado garantiza en la economía. A octubre del 2022 (último dato disponible) el gasto primario real (descontado la inflación) acumulado en el año (es decir de enero – octubre) es un 15,6% menor que el del año 2021. Este dato, que en principio puede deberse a la estrategia conjunta del anterior Ministro con el actual (de Guzmán con Massa), en realidad es mayor el ajuste con el Ministro actual, como lo demuestra el hecho de que en Octubre del 2022 es el mes de mayor ajuste del gasto primario, que llegó a tener una reducción del 25%.

Cabe consignar que el ajuste del gasto primario en el 2022 es superior incluso al gran ajuste que realizó durante el 2021 el anterior Ministro Guzmán, que produjo una reducción del 13% del gasto primario real.

Una de las partidas más sensibles del gasto primario es de las jubilaciones y pensiones. En esta partida el ajuste supera el promedio del 15,6%; es del 20% anual.

Por si fuera poco el ajuste del gasto primario es aún mayor si se tiene en cuenta que la recaudación fiscal viene creciendo aceleradamente en función de la inflación. En efecto, la recaudación anual a octubre es del 80% superior al del año anterior, pero el sólo mes de octubre 2022 comparado con el mismo mes del año anterior, es un 93% superior.

Esta caída del gasto primario, reduciendo las jubilaciones y pensiones, los planes sociales y el salario de los trabajadores estatales, se realizan no por un error, sino como parte de la estrategia de acuerdo con el FMI de reducción del déficit. Y en este punto, hay que decir que el Ministro Massa viene cumpliendo con el FMI. En efecto, el déficit fiscal, producto de la caída del gasto primario y el incremento de la recaudación, se ha reducido un 90%.

Cabe consignar que esta reducción del gasto primario fue una de las primeras medidas que llevó adelante Massa, con sendas Decisiones Administrativas realizadas en agosto, de reducción de $210.000 millones del gasto primario (el 1,6% del gasto) y el congelamiento de los puesto públicos.

El objetivo de reducir el déficit fiscal, acordado con el FMI; es pagar los intereses de deuda, que en lugar de revisarse su legalidad y cuestionar su legitimidad, el gobierno en lo que va del año ya pagó $670.000 millones (que representan el 5% del gasto primario).

BENEFICIO A LOS EXPORTADORES

Un acto vale más que mil palabras. Tal la sentencia que se le puede aplicar al Ministro Massa. Más allá de su supuesta preocupación por la situación social, el Ministro Massa tuvo una clara política de favorecer a uno de los sectores más poderosos de la economía, los exportadores, y dentro de estos a los exportadores de granos, y fundamentalmente a las grandes cerealeras.

En efecto a través de lo que se conoce como “dólar soja”, el Ministro Massa les convalidó una devaluación al reconocerle un tipo de cambio de $200, cuando el vigente era de $150, para que liquidaran las toneladas de soja que estaban reteniendo, por un valor de U$S 8.123 millones. Con esta nuevo tipo de cambio, el gobierno premió al sector exportador de granos con nada menos que $400.000 millones; casi el doble de lo que en ese mismo momento estaba reduciendo el gasto primario.

Nunca tan clara la direccionalidad de una política económica. Lo que se le saca a los jubilados y pensionados, a los que trabajan y reciben de ingresos un plan social; a los trabajadores estatales, se los entrega multiplicado por 2 a un pequeño sector (que no son más de 45.000 productores en total, pero que se un puñado de 10 empresas multinacionales controlan).

Por si fuera poco, esta exitosa estrategia del Ministro Massa que volvió a reincidir con un nuevo dólar soja, esta vez a $230 el tipo de cambio, en lugar de los $170 actuales; para una liquidación de U$S 3.500 millones, que supondrá una nueva transferencia de ingresos de la sociedad de los exportadores por $ 210.000 millones (exactamente el mismo importe en que se redujo el gasto primario al inicio de la gestión de Massa).

Esta claro que el Ministro privilegia el pool sojero en donde empresas como Cargill, Cofco, Nidera, Noble, Louis Dreyfus, ADM, Bunge, Aceitera General Deheza, entre otras grandes multinacionales son las principales beneficiarias.

Categorías
Opinión

Antes que reducir la jornada, pagar mejores salarios

El capitalismo encontró en el derecho del trabajo apenas una limitación. Por un lado, luego de la conquista histórica de la jornada de ocho horas, se impuso un límite máximo al tiempo por el cual una persona puede ser explotada. Por el otro, a través de los salarios mínimos se limitó la cantidad de dinero por menos de la cual no se puede comprar fuerza de trabajo. Jornada máxima y salarios mínimos son así los principales límites a la explotación y aún hoy la razón de la mayoría de los conflictos laborales.

En ambas conquistas subyace un aspecto de la vida poco reivindicado: el derecho al ocio, al esparcimiento, o como dijo Paul Lafargue, el derecho a la pereza. «Si la clase obrera, tras arrancar de su corazón el vicio que la domina y que envilece su naturaleza, se levantara con toda su fuerza, no para reclamar los derechos del hombre (que no son más que los derechos de la explotación capitalista), no para reclamar el derecho al trabajo (que no es más que reclamar el derecho a la miseria), sino para forjar una ley de bronce que prohibiera a todos los hombres trabajar más de tres horas por día, la Tierra, la vieja Tierra, estremecería de alegría, sentiría brincar en ella un nuevo universo», escribió Lafargue en El derecho a la pereza en 1880.

Más allá de esta postura radical y antisistema, lo cierto es que la jornada se limitó para tener mayor tiempo de descanso y de esparcimiento; y que el salario se volvió vital no sólo para reponer energía, sino para contar con dinero para acceder a los placeres del ocio y la cultura.

Derecho al ocio

En Argentina, la definición de salario mínimo vital enumera las necesidades a cubrir, incluyendo el derecho al esparcimiento. Pero la jornada laboral y el salario se encuentran en crisis hace décadas. El tiempo de trabajo se ha flexibilizado notablemente y eso se expresa en los turnos rotativos en procesos continuos, que vuelven ilusoria la posibilidad de descansar un fin de semana, y en la escasez del salario, que obliga a los trabajadores/as a realizar horas extras, es decir, a pasar más horas trabajando y no menos.

Esto evidencia que, a pesar de lo que se preveía, los avances tecnológicos por sí mismos no hacen mejor la vida de las personas que trabajan. No se cumplió la premonición de Keynes que aseguró que, por el aumento de la productividad, la generación de sus nietos trabajaría sólo tres horas diarias (Las posibilidades económicas de nuestros nietos, Keynes, 1930).

Paradójicamente, la productividad aumentó, pero los salarios reales cayeron. Lo muestra el informe de CIFRA de mayo pasado sobre la situación del mercado laboral, donde precisa que las remuneraciones evolucionaron menos que la productividad y se produjo una pronunciada brecha entre ambas. El resultado jugó en contra de quienes venden su fuerza de trabajo: “Entre 2018 y 2021 se dio una transferencia de 7,7 billones de pesos desde los asalariados hacia el capital”, indica ese trabajo.

Así, la extraordinaria rentabilidad empresaria se sustenta en la reducción salarial y/o en el aumento del tiempo de trabajo, esto es, en la superexplotación de la fuerza de trabajo. Porque aunque nos encontramos frente a posibilidades técnicas que permitirían la reducción de la jornada de trabajo, los niveles salariales actuales permiten suponer que el tiempo extra sería utilizado en otro trabajo, o que aun recuperando ese tiempo para la propia vida, las personas trabajadoras no tendrían dinero para disfrutar de ese tiempo de ocio.

Por ello, el mayor problema que hoy existe en el mercado de trabajo son los salarios bajos, lo que incluye una enorme y vergonzante cantidad de personas que aun teniendo empleo, incluso formal, son pobres.

De acuerdo a la ley vigente, el salario mínimo debe asegurar alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión (art. 116 Ley de Contrato de Trabajo).

Eso no implica contraponer el objetivo de reducir la jornada de trabajo al de garantizar salarios dignos. Pero en orden de prioridades, resulta imprescindible que la fuerza de trabajo se pague según su definición legal, para así poder disfrutar del tiempo libre, que, claro está, cuanto más sea, mejor.

* Presidente de la Asociación Latinoamericana de Abogados y Abogadas Laboralistas (ALAL)

Publicado originalmente en Página/12

Categorías
Opinión

El contexto mundial y los trabajadores

Les propongo un ejercicio, aunque parezca un juego de palabras, intentemos realizar un análisis de la situación mundial y de nuestro lugar como clase trabajadora, pero sin usar el sentido común. Y cuál es éste sentido común, el que nos imponen los medios hegemónicos aliados al poder económico financiero y a los intereses del imperio. Ajá, y ¿quién es el imperio? Bueno, vayamos por partes.

Si no queremos utilizar el sentido común, pero queremos entender la realidad actual (una instantánea de ella, hoy, ahora, ya que está bastante cambiante), no debemos partir de lo obvio: el conflicto en Ucrania y los neofascimos. Recorramos el mundo, en su integralidad.

¿Hay otros conflictos activos? Si claro. Palestina es ineludible, aunque no se hable todos los días de ello, ya que la prensa (con minúsculas) se aburre. Salvo que haya muchos cohetes enviados por Hamas o Hezbollah, o una “desmedida” reacción del ejército de ocupación israelí que termine matando a decenas de personas, incluídxs niñxs, este conflicto es ya parte del paisaje y está casi invisibilizado. Ahora bien, muy cerquita de ahí, están Siria e Irak, donde Isis (o Daesh, ex formación de Al Qaeda), grupo ultrafundamentalista musulmán, ataca todo lo que puede menos un país que podría ser su objetivo principal: Israel. Los movimientos kurdos son golpeados por Isis como por Turquía, que se resiste a la creación de un estado Kurdo. Esto con estados fallidos (o asesinados) como el de Irak de Houssein o el sirio Assad. Situación que también está prácticamente ausente en los medios actuales, aunque el conflicto siga, lxs muertxs y refugiadxs se cuenten de a miles o millones, en una región donde lo que abunda es el petróleo.

Si nos movemos un poquito más al este, otro conflicto que tiene poca repercusión en los medios es el de Azerbaiyán y Armenia. Aquí aparece un dato interesante, Armenia es parte la OTSC, el equivalente a la OTAN con centro en Rusia. Se podría pensar que Rusia apoya a Armenia en su disputa por Nagorno-Karabaj, pero la diáspora armenia, al igual que la judía, ha tenido una fuerte influencia pro estadounidense, lo que ha hecho que Rusia esté expectante y no haya apoyado aún a su socio. Mientras esto ocurre, Azerbaiyán aprovecha y vende el gas que posee su subsuelo, en un marco de precios altos y un mercado ávido de proveedores diferentes que Rusia.

Sigamos hacia el oriente, y pasamos por Afganistán y los talibanes. Mientras pública y banalmente mujeres famosas se quitan un mechón de pelo en favor de la “causa” de las mujeres iraníes, ya nadie habla de lo que ocurre es este recóndito (para nosotrxs) país de Asia. Si tan sólo fuese una cuestión capilar.

Bajemos hacia el sur, pasamos por la frontera siempre caliente entre Pakistan e India, que ha motorizado a que estos dos países lleguen a tener armas nucleares. Por el momento, hay calma, pero más allá de sus nacionalismos, ambos países cuentan con un porcentaje enorme de su población que sufre hambre, sin trabajo decente, pero no pareciera preocupar estas nimiedades.

Sigamos para el sur y para el este. Nos encontramos con dos situaciones que, en primera instancia, podemos comparar: Bangladesh y Ceilán. Ambos tienen insurgencias armadas contra un poder central opresivo. Los tamiles de la ex Sri Lanka han sido prácticamente aniquilados luego de terribles represiones. En la ex Birmania, la geografía y la mayor diversidad etno-cultural lleva (afortunadamente) a una incapacidad del gobierno a aplastar sangrientamente todo movimiento rebelde, lo que no significa que sea más benigno un régimen que el otro, sin embargo, mientras esto escribo, el gobierno de Myanmar ataca con aviones un concierto musical de una de las etnias ubicadas cerca de la frontera con China, provocando una masacre que incluyó al cantante. Y en el medio, el FMI y la guerra de Ucrania, con el aumento de las tarifas y la escasez de alimento (el trigo ucraniano y los fertilizantes rusos), están provocando hambruna y, consecuentemente, rebeliones populares.

Antes de navegar el Índico, sobrevolemos el pacífico. Estados Unidos tiene a su flota principal desplegada por el Pacífico queriendo intimidar a una Corea del Norte que, armisticio mediante, sigue en guerra con su hermana del Sur, y a la China de “una nación, dos sistemas”, en referencia a Macao, Hong Kong y Taiwán. Y respecto de esta última isla, la batalla silenciosa por la tecnología tiene ribetes alucinantes: Taiwán es la región de mayor producción y desarrollo de microchips del mundo, y a pedido de los Estados Unidos, está dejando de producir para China; a cambio, la parte continental ha dejado de suministrarle arena, elemento principal para la obtención de silicio … China que afronta una necesidad de incrementar su consumo interno para no depender tanto de las exportaciones, Taiwán que necesita de la exportación y la triangulación de mercadería en el mercado mundial como base de sus ingresos económicos .

Y ahora sí, tomemos un barquito y naveguemos por el mar Arábigo, donde nos encontraremos con el Golfo Pérsico y el Mar Rojo. En el primero, rápidamente nos sorprenderá la cantidad de barcos militares, tanto de Irán como de Estados Unidos, clara señal de las tensiones vigentes. Al fondo, Qatar donde se jugará el Mundial de Fútbol, junto a otros Emiratos Árabes que acumulan petróleo, gas, y millones de trabajadores asiáticos siendo contratados y desarrollando tareas en condiciones infrahumanas. Mientras le damos la vuelta a la península arábiga, pasamos por Yemen y una “guerra civil” que lleva décadas sin solución. Luego de una revolución socialista que era una molestia para los jeques y su patrón yanqui, intervino la liga Árabe con la delicadeza que se caracteriza, golpe de estado, balas, bombas, hambre, miseria … Justo enfrente tenemos a Djibuti, Eritrea, Somalia y Etiopía. El “cuerno de África”, zona caliente si las hay. Hablar de hambrunas aquí es cotidiano, es una de las últimas regiones del mundo donde existe la piratería marina, los conflictos armados inter e intra estados son habituales. Hoy son los rebeldes de Tigray, pero esta región no conoce paz duradera desde hace siglos.

A partir del cuerno nos internamos en el continente. No hicimos muchos kilómetros y chocamos con el conflicto Sudán – Sudán del Sur, campos petroleros mediante. Miramos un poquito al noreste, aún Libia padece el descalabro de la última intervención civilizadora de la OTAN (eso sí, su petróleo sigue siendo extraído). Más al este, el Sahara Occidental entregado por España a Marruecos, sin pensar en la autodeterminación de su pueblo, hoy levantado en armas contra el rey del norte. Giramos por el Golfo de Guinea y vemos inversiones chinas, tráfico diamantes, coltán, revoluciones fallidas y golpes de estado.

Saltemos a Latinoamérica. De Haiti nadie habla, pero nuevamente Estados Unidos pretende invadirla después de haber asesinado al último presidente, pero sin el aval de otras naciones. Ni hablemos del Comando Sur y sus intervenciones, a pesar de las rebeliones populares que todos conocemos. Lo mismo para la nacionalización del Canal de Panamá, que ni se les ocurra a lxs panameñxs!!! Y del bloqueo a Cuba, no jodamos … Los espaldas mojadas claro que tampoco cuentan como conflicto, pero por las dudas, pongamos un muro.

¡Ahhh pero son todas tiranías! Muchos de esos países cuentan con elecciones. Algunos gobiernos figuran con grandes titulares en la prensa cuando un disidente recibe alguna sanción, pero poco se habla de Guantánamo, Julian Assange o Chelsea Manning. Sin importar el sistema de gobierno, a la hora de reprimir manifestaciones populares ninguno escatima el uso de la fuerza.      

¿Y lxs trabajadorxs, dónde están? Desmontemos ahí otro de los sentidos comunes. ¡No están, no importan! Todos los conflictos descriptos tienen eje en una disputa global por recursos, no en revoluciones o movimientos sociales generados para la toma del poder y la transformación de sus sociedades. Estas disputas por mercados y recursos tienen como polo a los Estados Unidos por un lado, acompañados por los principales centros de poder europeos (Alemania, Francia y Gran Bretaña, en mucha menor medida España, Italia y otros), frente al avance de China por los mismos motivos, seguida de lejos por Rusia. Pero no son tanto las naciones como las empresas cuyos capitales ávidos de pingües ganancias las que intervienen en gobiernos, modifican territorios y alteran ecosistemas.

Hoy, en esta misma instantánea mundial, lxs trabajadorxs de todo el mundo estamos sufriendo una ola inflacionaria tremenda, que ha elevado el costo de la vida, desde la posibilidad de no poder calentarse debidamente en el invierno europeo que se avecina, hasta la certeza de no poder comprar alimentos o carecer de agua en los márgenes de una periferia global pauperizada y esquilmada. Décadas de globalización mediática han calado profundo exacerbando individualismos en contra de la solidaridad de clase; el fracaso de los llamados gobiernos de izquierda o progresistas en lograr mejorar las condiciones de vida de la población, todo lo contrario, claudicando frente a ideas neoliberales, está causando la frustración social masiva, con históricas abstenciones en las elecciones y el surgimiento de un neofascismo global con variantes locales, que ponen en peligro todo lo construido. En un mundo que avanza cada vez más rápidamente hacia enormes conflagraciones, donde la codicia del capital no tiene fronteras, como nunca antes se hace necesario que lxs trabajadorxs nos unamos y construyamos una sociedad nueva, solidaria, con una democracia fuerte y soberana, en un mundo donde cada país sea tomado como un igual, soberano, y que la clase tenga intervención directa en la economía y la salud del planeta.

Categorías
Opinión

Memorias de una (ex) empleada pública

A continuación, compartimos el texto ‘Memorias de una (ex) empleada pública’, escrito en 2019 –tras su jubilación- por la compañera Graciela Guarido, miembro del Equipo de Convenios Colectivos de ATE , Presidenta del Centro de Jubilades ‘Elías Moure’ de la CTA Capital y fallecida hace pocos días. Estas memorias, que fueron leídas durante el velorio de la querida compañera, son un relato de gran relevancia política y militante.

Memorias de una (ex) empleada pública

*Por Graciela Guarido, miembro del Equipo de Convenios Colectivos de ATE y Presidenta del Centro de Jubilades ‘Elías Moure’ de la CTA Capital

No pretendo hacer de estas líneas una obra literaria, son el simple relato de alguien quien durante más de treinta años trabajó en un organismo público. Tal vez sirva para que mis compañeros más jóvenes puedan, desde un relato de vida, entender lo vertiginoso de los cambios sociales que, también, nos van configurando y reconfigurando como trabajadores del Estado. Cómo los relatos oficiales nos van marcando, nos van alienando y nos hacen ocupar lugares en la sociedad que ni siquiera sabemos si son los que queremos ocupar.

Mi primera experiencia con el trabajo estatal fue en los 70. Con dieciocho años entré a trabajar a ENTEL, la empresa nacional de telecomunicaciones, en la categoría administrativa más baja. Formaba parte de un grupito de chicos y chicas, casi todos recién salidos del secundario o cursando sus primeros años de universidad. Más que un trabajo, para mí, fue la prolongación de una estudiantina maravillosa, como fue maravillosa para mi generación esos primeros años de la década del ’70. Nos sentíamos continuadores del Mayo francés y del Cordobazo, la Guerra de Vietnam nos dolía como propia, admirábamos al Che y veíamos a Salvador Allende y al Chile de la Unidad Popular como el camino a seguir. El “Luche y Vuelve” nos movilizaba y la Masacre de Trelew fue el cachetazo que nos hizo sentir, prematuramente, lo que vendría después. Todo esto para explicar que esa etapa de mi vida laboral, fue más de descubrimiento que de conciencia plena de lo que significa ser un trabajador del Estado. No voy a relatar como ese mundo soñado de liberación se rompió en mil pedazos.

Después de 15 años de vivir en el exterior, regresé al país en 1990 con tres hijos pequeños a cargo y un divorcio muy traumático. En ese mismo año ingresé a la Secretaría (también en una categoría administrativa de las más bajas). Por las leyes de ese momento, se ingresaba a la planta permanente directamente, con el simple nombramiento. Así que después de tres meses de un contrato provisorio, ya estaba en planta y con todo lo que eso significaba: estabilidad, obra social, etc.

Y ahí fue cuando empecé a tomar conciencia de la planadora que nos había pasado por encima y que nos había cambiado como sociedad, y por lo tanto había cambiado nuestra perspectiva como trabajadores del Estado. Yo había acompañado desde lejos todo lo que había sucedido, la cruel dictadura, el juicio a las juntas, Malvinas, las plazas de Alfonsín, la hiper. Pero eran relatos de otros. Me dolía tanto mi país que, tal vez como defensa y sin pensarlo mucho, entre mis relaciones más cercanas no se encontraban argentinos y sí chilenos. Una cosa era leer y otra era escuchar de la voz de los protagonistas tanto sufrimiento y conocer, cara a cara, a aquellos que cargaban con sus vidas rotas.

Los primeros tiempos en esta oficina de un subsuelo fueron extraños, yo no diría difíciles, fueron extraños hasta en lo coloquial; escuchaba palabras y frases que jamás había oído (bolonqui, de diez, entre otras). ¡Nadie hablaba así en los ’70! Y por otro lado, y como se me habían pegado palabras y frases de los chilenos, tampoco me entendían a mí. Había cambiado hasta el acento, era un híbrido, no era porteño ni provinciano, tampoco era el de un extranjero, era algo raro que cuando conocía a alguien me preguntaban de donde era. Las charlas políticas que eran de lo más común en esa oficina de ENTEL, ahora eran evitadas. Ya no había compañeros que entre expediente y expediente trataban de formar a los más jóvenes.

Pero no sólo eso, al poco tiempo me di cuenta que todo aquello que había sido natural para mi en los años 70, como la solidaridad entre trabajadores, el orgullo de ser empleado público, el encontrarle sentido a la tarea, ya no existía. Cuando comenzaron las privatizaciones y se achicaron las estructuras del Estado, y el relato oficial lo invadió todo, pocos eran los que alzaban la voz en sus lugares de trabajo. Era pregonar en el desierto sostener la postura de que un Estado fuerte es la única garantía de una Nación soberana. Y que la fortaleza al Estado se la dan sus trabajadores, que son la cara operativa de las políticas públicas. Cuando la política es la no política, se hace necesario invisibilizar al trabajador del Estado. Muchos compañeros que compraron el sueño “cuentapropista” del parripollo, la cancha de paddle o de la licencia de taxi, lo hicieron convencidos que irse con algo de plata era ganarle al futuro.

Y así los que fueron quedando, se replegaron sobre si mismos. Cuando ingresabas a trabajar en los años 70, la tarea te la enseñaban los compañeros, nadie se preocupaba por esconder información de forma egoísta porque nadie temía perder el empleo, ni ser reemplazado. No estaba en el imaginario de nadie el quedarse sin trabajo, no había listas de despedidos (las listas negras las implementaron las distintas dictaduras, y siempre por razones políticas). Como en toda relación humana existían diferencias, pero el puesto de trabajo no estaba en juego. Podías planificar tu vida porque el trabajo no era una incertidumbre.

Eso comenzó a cambiar en los 90; pasada oleada de privatizaciones y achicamiento apareció en forma incipiente una de las formas de relación laboral más perversas que hay, la de la precarización. Al principio, eran pocos los contratados. La iniciativa privada no conseguía contener a los que se iban incorporando al mercado de trabajo, y la mayoría consideraba como transitorio su paso por el Estado. Eran muy pocos los que por opción querían ser empleados públicos, era un salario a fin de mes y nada más que eso. El trabajar para una multinacional se convirtió en algo aspiracional, era como entrar de lleno a la posmodernidad. Y ahí el sentido social de la tarea del empleado público perdió vigencia.

El individualismo ganó terreno, y el me salvo como puedo pasó a ser la normalidad. Y entonces llegó el 2001, y el techo se nos cayó nuevamente en la cabeza. El tejido social terminó de estallar. Ese tejido social que los empleados públicos sosteníamos desde nuestros lugares con cada tarea, porque cada una de nuestras tareas son indispensables para hacer efectivo un derecho, se hizo añicos. El futuro dejó de ser previsible, y nuestra tarea también se relativizó. Si bien como individuos no somos indispensables, nuestra tarea sí lo es. Pero hasta las tareas más indispensables dejaron de hacerlas los trabajadores del Estado. Atrás de una falsa eficiencia y eficacia se tercearizaron tareas, que a la larga fueron más caras y más precarias que cuando las hacían empleados públicos.

Y en ese sálvese quien pueda los sindicatos, que como organización nacieron para defender los derechos de los trabajadores, en el mejor de los casos tuvieron que salir no a defender derechos y avanzar en la consolidación de un Estado fuerte, sino a defender sencillamente el trabajo, y los derechos de los trabajadores pasaron a un segundo plano. Cuando fueron los despidos masivos de la era Macri, con tal de tener trabajo, muchos trabajadores fueron reintegrados resignando derechos. De ser contratados pasaron a ser monotributistas.

Y la precarización se naturalizó, era preferible facturar a tener que trabajar en negro, si se tenía la suerte de conseguir un trabajo, aunque sea en negro, sin darnos cuenta que también se está pagando para trabajar cuando se paga el monotributo.

Y así llegamos a los días de hoy, y no quiero caer en la falacia de decir que todo tiempo pasado fue mejor, solo quiero decir que transcurridos 50 años de mi primer contacto con la vida laboral, desde un puesto en el Estado, sigo pensando como aprendí en aquellos años, que la solidaridad, la defensa de nuestros derechos, el sentido de la tarea y sobre todo el sentirse parte de un colectivo hacen que me sienta aún jubilada, orgullosamente, trabajadora del Estado.

Ojala que lo haya podido transmitir en este relato, mezcla de historia de vida y declaración de principios.

Graciela Guarido – 2018/2019

Categorías
Opinión

Es tiempo de unidad y de justicia social

* Nota de Opinión por Flavio Vergara, Director del Departamento de Negociación Colectiva y Áreas Temáticas Nacionales

Estamos viviendo un tiempo donde después de derrotar a la pandemia del COVID nos toca combatir a la pandemia neoliberal. Tiempo signado por la mentira organizada por los monopolios de comunicación. Donde la Justicia está prisionera del Partido Judicial. Donde el poder económico somete y cuestiona a los poderes institucionales del Estado. Donde el odio inoculado como un virus que altera la razón y genera neogrupos de tareas, financiados por la oposición fascista, como el que fracasó en el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Todas estas acciones son parte de un plan global y sistemático de sometimiento y empobrecimiento de los Pueblos.

En ese marco de crisis, hoy marchamos hasta la Secretaría de Gestión y Empleo Público a reclamarle a las autoridades que es urgente y necesario el adelantamiento de la revisión de la Paritaria Nacional 2022. El salario de les estatales no puede seguir desintegrándose a la luz de la inflación desbocada.

Desde nuestra ATE fuimos protagonistas de la dura pelea contra el macrismo, resistiendo el desguace del Estado y los salvajes despidos de casi 45.000 trabajadoras y trabajadores, movilizados en los sectores de trabajo con les compañeres y en las calles junto al movimiento obrero y a los sectores políticos populares. También fuimos parte imprescindible a la hora de derrotarlo en las urnas y en la construcción y asunción del Frente de Todos al Gobierno.

Al ritmo de acertadas políticas públicas, les estatales pusimos toda la fuerza en la reparación y la reconstrucción del Estado. Aún en el marco de la pandemia por COVID-19, que implicó un cambio de paradigma de la organización social global y local, redoblamos esfuerzos para garantizar que cada función del Estado siguiera materializando derechos a nuestro Pueblo, en cada rincón del país. Trabajamos de sol a sol y nos adaptamos a un contexto de máxima complejidad y exigencia, comprometides con una causa que era colectiva: “Solo el Pueblo salva al Pueblo”. Hoy es el Día de la Sanidad. No nos olvidamos: muches compañeres enfermaron e incluso dieron hasta la vida poniendo sus cuerpos en la primera línea de combate contra el virus haciendo realidad un Estado Presente, único garante de la victoria contra la pandemia.

Ya las elecciones de medio término de 2021 y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) marcaron con claridad que se debían profundizar las políticas que favorezcan a nuestro Pueblo para lograr la definitiva independencia de nuestra Patria Grande. Y si bien en la actualidad vislumbramos una mejora de las estructuras productivas y económicas nacionales, esto no garantiza una política de redistribucion de la riqueza.

La voracidad del Mercado no se detiene. Los formadores de precios y los especuladores económicos y financieros siguen operando en contra de los intereses de las mayorías populares. La implementacion de las políticas de control de precios demostraron su total ineficacia. Vivimos un escenario de permanente aumento del valor de los bienes y servicios, sobre todo aquellos de primera necesidad, lo que pulveriza los salarios estatales.

Un Estado Popular es el único garante de una justa redistribución de la riqueza y de la posibilidad de recuperar la dignidad y la felicidad de nuestro Pueblo.

Pero no alcanza este Estado, si el INTI garantiza la medida exacta de balanzas y surtidores, pero no se controla las exportaciones ni el precio de los combustibles. Tampoco si la ANMAT y el Malbrán fiscalizan medicamentos y vacunas; si los precios los fija el complejo industrial farmacéutico. Ni si el SENASA garantiza la sanidad y calidad de las carnes y granos, si los productores desabastecen el mercado interno o retienen la producción; o si les brigadistas de incendios se queman combatiendo el fuego intencional de les terratenientes atentando contra el ambiente en el Delta del Paraná.

No alcanza este Estado con sus trabajadoras y trabajadores con salarios que diariamente pierden la carrera contra la inflación, con la preocupación permanente de cómo llegar a fin de mes, para poder poner el pan en la mesa y sostener a sus familias. Lo aclaran los índices económicos: según el INDEC, la inflación fue del 7% en agosto y acumuló un 56,4% en lo que va del año. Y de acuerdo al Banco Central, las expectativas de inflación para 2022 son del 95%.

Más atroz aún el panorama cuando en la actualidad todavía hay trabajadoras y trabajadores cuyos salarios les arrojan por debajo de la línea de la pobreza.

No se puede naturalizar que haya trabajadores/as del Estado pobres.

No alcanza este Estado con sus trabajadoras y trabajadores precaries y empobrecides, con vínculos laborales endebles.

La regularización del empleo público avanza a un paso aletargado que lo hace ineficaz. A ese ritmo, el Estado seguirá precarizado. Porque nos comprometimos en diciembre de 2020 y hasta 2023, con el Plan de Regularización del Empleo Público, a pasar a planta permanente a más de 30.000 trabajadoras y trabajadores que hace más de 5 años que cumplen sus tareas con idoneidad y compromiso. Y hoy tenemos que decir que el Estado está incumpliendo las metas: ya deberíamos tener más de 15.000 trabajadoras y trabajadores en la planta permanente y en la actualidad solo se avanzó con el concurso de alrededor de 8.000 cargos del Agrupamiento General y todavía no se comenzó con los Profesionales, que ascienden a más de 12.000. Necesitamos mecanismos extraordinarios para resolver este atraso. La situación no admite más demoras: la amenaza neoliberal sigue latente y les trabajadores necesitamos la planta permanente.

Lo planteamos mil veces: es momento de que el Gobierno se decida de una vez por todas en favor de las mayorías populares, de les trabajadores, y deje de otorgar privilegios a las multinacionales y grupos económicos de poder que fugan la riqueza al exterior. No pueden seguir dándole facilidades a quienes con el afán de lucrar generan corridas de precios que hacen peligrar la comida, la vivienda, la educación, la ropa, la salud y la cultura, y las vuelven inalcanzables para les trabajadores.

Un proyecto popular debe dar respuesta a las necesidades populares.

Por todo eso exigimos:

– Adelantamiento de la revisión de la Paritaria Nacional 2022 para el mes de septiembre y de las cuotas de 2023 para este año.

– Incorporación de una suma fija no menor a los $30.000 de carácter permanente y como parte integrante del salario de los/as trabajadores/as estatales para acercarse a que no haya ningún estatal bajo la línea de la pobreza.

– Aumento salarial equivalente para les compañeres monotributistas del Decreto 1109/17.

– Incorporación de la modalidad de Curso-Concurso como proceso de selección –art. 34° del Convenio Colectivo de Trabajo del Sistema Nacional del Empleo Público (SINEP)–.

– Eliminación del período de prueba de 12 meses para la adquisición de la estabilidad, de forma excepcional, para quienes regularizan su empleo con 5 años o más de antigüedad laboral. No se puede desconocer a les trabajadores que ya son parte del Estado.

– Reincorporación de todes les despedides por el macrismo.

Para Fortalecer el Estado y Liberar la Nación, se necesitan Trabajadores y Trabajadoras con Estabilidad y Salarios Dignos.