Promovido por la Confederación Sindical Internacional (CSI), la Confederación Sindical de Trabajadores/as de las Américas(CSA-TUCA) y la Fundación Friedrich Ebert, se realizó en el día de ayer por zoom con el objetivo general de: garantizar una inversión pública adecuada en los servicios públicos de atención y salud, mejorar el acceso equitativo para todos y todas, formalizar el trabajo de los y las cuidadorxs informales a través de los derechos laborales y la protección social, y ampliar la remuneración y las condiciones laborales decentes a todos los trabajadores y trabajadoras de los sectores de la salud, la atención y la educación.
Por la CTA-A y ATE participó Carlos Ferreres, dirigente referente de las áreas de Discapacidad cuya intervención se centró en que una política de cuidado es imprescindible para que las personas con discapacidad puedan ejercer sus derechos. “Entendemos que la política de cuidados debe tomarse como un eje articulador y dinamizador de las políticas públicas. En tiempos de pandemia y post pandemia, queda en evidencia el rol fundamental de los Estados por sobre los mercados. Es fundamental como se analiza a nivel internacional promover los cuidados como un derecho de ciudadanía a ser cuidados y a cuidar en condiciones dignas”, dijo Ferreres en su apertura.
Teniendo como objetivo la igualdad y la equiparación de oportunidades en el ejercicio de los derechos, el planteo amplía el concepto de “cuidado”, vinculándolo a la salud, a la educación, al trabajo como a la vida familiar, social y recreativa de la persona con discapacidad. Como lo detalló el dirigente, “el derecho a la salud debe ser integral, garantizando tratamientos, medicación, prótesis y ortesis; y debe contar con cuidadores profesionales según los requerimientos de la discapacidad. En educación se requieren maestros integradores, adaptaciones edilicias, curriculares, comunicacionales”. Ferreres continuó: “En el trabajo, ajustes razonables, trabajo acorde a la formación e idoneidad, reinserción laboral, readaptación profesional ante accidentes o enfermedades laborales, capacitaciones, no discriminación para garantizar una carrera laboral. Todos estos ejes junto al deporte y la recreación, la vida familiar, social y cultural, exigen políticas de cuidado”.
Asimismo, el dirigente fundamentó que “para una vida plena, que tienda a la mayor independencia posible de las personas con discapacidad también hay que considerar otras cuestiones fundamentales como el acceso a las pensiones, el transporte accesible, la eliminación de barreras urbanísticas, arquitectónicas y comunicacionales, la previsión de viviendas accesibles, y cumplimiento del cupo laboral”.
Por otro lado, se refirió a la problemática de la mujer en quien recae generalmente la responsabilidad del cuidado en el seno familiar. Si se trata de una mujer trabajadora puede ver afectado su puesto laboral por los requerimientos específicos de la persona a la que asiste, para lo cual planteó la necesidad de licencias; y que las mismas también contemplen capacitaciones, así como la vida social y recreativa. Por último, y en referencia al trabajo de cuidadores, acompañantes terapéuticos y acompañantes para el desarrollo de la vida laboral, social o cultural expresó que es preciso crear un registro nacional donde se consideren la formación, la incumbencia y la idoneidad para cada figura.
En la imagen: El encuentro realizado por Zoom.