José María Gorozo, representante de ATE en Fabricaciones Militares de la provincia de Córdoba, hizo un breve racconto de la historia del sector desde su fundación en 1941 hasta la actualidad haciendo hincapié en los objetivos iniciales de apuntalar el desarrollo del país (siderurgia, minería y petroquímicas) hasta el triste panorama de estos días.
La realidad de fábricas que pasaron de ser 14 a solo 4 (Río Tercero, Azul, Fray Beltrán y Villa María) y de 15.000 trabajadores a solo mil; las políticas de privatización y desguace del Estado tanto de la dictadura como del gobierno de Menem y la leve reactivación del último gobierno. Procesos que derivaron en una realidad donde no hay producción, ni insumos ni espacios para la discusión y las fábricas están paradas.
En ese contexto planteó la necesidad de aprovechar las posibilidades del sector a la hora de pensar el Estado que queremos escuchando la voz de los trabajadores.
El tema de ciencia y técnica fue abordado por Flavio Sives del CONICET quién señaló la precariedad de un sector donde no hay Convenios Colectivos ni paritarias y las dificultades de muchos investigadores para pensar desde las necesidades del pueblo y no solo desde el prestigio que da publicar en una revista de ciencia.
Por eso propuso discutir para qué y hacia donde investigar, la necesidad de acercar a cada investigador con la sociedad y trabajar al servicio de sus necesidades y no de las necesidades de la estructura de poder. Propuso también el debate y la reflexión de los compañeros del CONICET, y de las demás áreas productivas, y la necesaria organización de los trabajadores para construir ese Estado democrático y popular al servicio de las mayorías.
Los compañeros de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) estuvieron representados por Rodolfo Kempf quién reseño las actividades de su sector tanto las históricas (nucleoelectricidad y centrales nucleares) como las más recientes (medicina y diagnóstico nuclear) y las peleas que supieron dar con los distintos gobiernos para garantizar la soberanía energética y la autonomía tecnológica nacional.
Así destacó la necesidad de cambiar el código de minería para poder extraer uranio, la construcción de la Cuarta Central Nuclear con la tecnología de uranio natural y agua pesada que se puede producir en la PIAP, la re-apertura de la planta industrial de DIOXITEK en Alta Córdoba y todo lo necesario para forjar un verdadero desarrollo tecnológico independiente, integrado, con recuperación del patrimonio nacional y de nuestros recursos naturales.
Finalmente, el trabajador civil de las Fuerzas Armadas y dirigente de ATE, Dabel Roblín habló de la situación precaria en que se encuentran las fuerzas militares (en las 5 bases de la Fuerza Aérea solo hay 6 aeronaves, nuestro país solo tiene dos horas de poder de fuego y se usan los mismas FAL de la guerra de Malvinas, entre otros ejemplos) y la realidad de los trabajadores en ese contexto (miedo al despido, falta de renovación de los planteles, escasez de materiales) sumadas a la falta de educación democrática de los militares.
La realidad de fábricas que pasaron de ser 14 a solo 4 (Río Tercero, Azul, Fray Beltrán y Villa María) y de 15.000 trabajadores a solo mil; las políticas de privatización y desguace del Estado tanto de la dictadura como del gobierno de Menem y la leve reactivación del último gobierno. Procesos que derivaron en una realidad donde no hay producción, ni insumos ni espacios para la discusión y las fábricas están paradas.
En ese contexto planteó la necesidad de aprovechar las posibilidades del sector a la hora de pensar el Estado que queremos escuchando la voz de los trabajadores.
El tema de ciencia y técnica fue abordado por Flavio Sives del CONICET quién señaló la precariedad de un sector donde no hay Convenios Colectivos ni paritarias y las dificultades de muchos investigadores para pensar desde las necesidades del pueblo y no solo desde el prestigio que da publicar en una revista de ciencia.
Por eso propuso discutir para qué y hacia donde investigar, la necesidad de acercar a cada investigador con la sociedad y trabajar al servicio de sus necesidades y no de las necesidades de la estructura de poder. Propuso también el debate y la reflexión de los compañeros del CONICET, y de las demás áreas productivas, y la necesaria organización de los trabajadores para construir ese Estado democrático y popular al servicio de las mayorías.
Los compañeros de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) estuvieron representados por Rodolfo Kempf quién reseño las actividades de su sector tanto las históricas (nucleoelectricidad y centrales nucleares) como las más recientes (medicina y diagnóstico nuclear) y las peleas que supieron dar con los distintos gobiernos para garantizar la soberanía energética y la autonomía tecnológica nacional.
Así destacó la necesidad de cambiar el código de minería para poder extraer uranio, la construcción de la Cuarta Central Nuclear con la tecnología de uranio natural y agua pesada que se puede producir en la PIAP, la re-apertura de la planta industrial de DIOXITEK en Alta Córdoba y todo lo necesario para forjar un verdadero desarrollo tecnológico independiente, integrado, con recuperación del patrimonio nacional y de nuestros recursos naturales.
Finalmente, el trabajador civil de las Fuerzas Armadas y dirigente de ATE, Dabel Roblín habló de la situación precaria en que se encuentran las fuerzas militares (en las 5 bases de la Fuerza Aérea solo hay 6 aeronaves, nuestro país solo tiene dos horas de poder de fuego y se usan los mismas FAL de la guerra de Malvinas, entre otros ejemplos) y la realidad de los trabajadores en ese contexto (miedo al despido, falta de renovación de los planteles, escasez de materiales) sumadas a la falta de educación democrática de los militares.