ATE

Un intercambio de opiniones entre el director del Hospital Penna, el médico César Comezaña, y la Secretaria General de la Seccional Bahía Blanca de ATE, Viviana Marfil, volvió a dejar en claro la preocupante situación que atraviesa esa entidad hospitalaria –la más importante del sur bonaerense- y las severas limitaciones que tiene a partir de un presupuesto insuficiente.

En esta ocasión, Marfil
señaló “el deficiente tratamiento que se hace de los residuos patógenos”, los cuales,
explicó, “se acumulan en una sala abandonada y sin condiciones mínimas de
salubridad”. Los residuos patológicos son peligrosos, ya que pueden causar
daño, directa o indirectamente, a seres vivos o contaminar el suelo, el agua,
la atmósfera y el ambiente en general.

 

El principal riesgo es su
capacidad de provocar una enfermedad infecciosa, por contener agentes patógenos
con suficiente virulencia y cantidad para que la exposición a un huésped
sensible pueda derivar en un cuadro complicado.

 

También se incluye dentro
de estos residuos el material biológico que puede no tener características de
infecciosidad, pero sí de toxicidad. Se considera tóxico cuando es capaz, en
determinadas dosis, de provocar una acción químico-física que cause en la salud
algún daño -funcional u orgánico, reversible o irreversible-, luego de estar en
contacto con la piel o las mucosas, o de haber penetrado en el organismo.

 

Vale decir que su
tratamiento adecuado no es una situación menor y que, de acuerdo con los dichos
de Marfil, las condiciones necesarias “no se cumplen en el Penna”, acopiados en
un espacio inadecuado y sometidos a elevadas temperaturas. Por ora parte,
mencionó que los trabajadores que manipulan estos materiales lo hacen con un
equipamiento inadecuado.

 

Desde el hospital se
pretendió descalificar a Marfil aduciendo que “se maneja con datos de
terceros”, aunque acto seguido se reconoció que en 2014 “se observó la
necesidad de modificar la sala donde se acumulan estos residuos”, y que las
autoridades “han planteado esa necesidad”.

 

Se trata de una situación
que, por su peligrosidad, amerita un tratamiento serio y responsable, que deje
de lado toda cuestión política y determine claramente el estado de las cosas.
Por otro lado, si hay una ley nacional que no se cumple, sería importante
realizar las presentaciones judiciales del caso. La afirmación de Comezaña de
que “por el momento no contamos con otro lugar donde colocarlos”, enciende una
luz roja que no se debe ignorar.

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