“ATE significa muchísimo
en términos personales, porque fue mi primera experiencia gremial, a la que
estoy afiliada desde hace 45 años. Es un orgullo, además, haber sido la primera
mujer que integró la lista de la conducción nacional de ATE, allá por 1984,
cuando recuperamos el gremio y nos sumamos a la tarea de reconstruirlo”,
expresó la dirigente.
“Pero
debo destacar que todo esto que me llena de orgullo es mucho más que un buen
recuerdo de mi vida de compromiso con los trabajadores. Porque a lo largo de estos
años sigo siendo parte de un sueño colectivo de construcción que sigue dando
sus frutos, con la misma unidad, la misma solidaridad con la que dimos vida a
ANUSATE”, agregó Guzmán.
“Desde
que nos hicimos cargo en 1984, después de años de retroceso constante a partir
de 1955, ATE creció en valores y conquistas logrados por sus nuevas camadas de
dirigentes; en compromiso ético, enalteciendo la función sindical; y en el
desarrollo cuantitativo con participación y organización. Un día, hace tres
décadas, nos propusimos ser una utopía realizable, y sobre eso construimos un
cauce para que sean realidad los sueños de miles y miles de compañeros activos
y jubilados”.