Lamentablemente,
las autoridades del municipio volvieron a ausentarse a la audiencia que estaba
programada para este martes 29 de abril en la Subsecretaría de Trabajo.
Su respuesta consistió simplemente en acercar un sobre, donde
el intendente se desentiende de haber incumplido el pacto de paz social que
firmó el 6 de enero, donde se comprometía a no tomar represalias con los
trabajadores que participaron del conflicto de fin de año, signado por una
extensa toma del servicio de Maestranza.
No es un dato casual, que todos los compañeros hoy despedidos
estuvieron activamente allí. Sin olvidar, que uno de ellos es un delegado
gremial.
Para argumentar su desentendimiento, el municipio argumenta
inasistencias de estos compañeros posteriores a la culminación del conflicto.
Dato que no sólo no coincide con la realidad, sino que además, demuestra el
grado de supremacía sobre todo lo que pasa en sus feudos.
De esta manera, no sólo desconoce hasta las intimaciones de
la propia Subsecretaría de Trabajo, sino también, las legislaciones laborales
vigentes que establecen avisos o inicio de sumarios pertinentes en casos de que
un trabajador no cumpla correctamente con su régimen de asistencias.
Pero como todo ser que se cree superpoderoso y omnipresente
en sus propias tierras, a este particular intendente no le basta con ser
policía y represor (tirando gas pimienta a trabajadores en plena
manifestación), sino que ahora quiere ser también juez y verdugo.