En octubre del 2017, en el Encuentro Nacional de Mujeres se
inició un proceso de Juicio a la justicia patriarcal. Desde entonces se han
realizado siete audiencias de este Tribunal Ético Feminista, que en diferentes
regiones y territorios del Abya Yala fue escenario de denuncias públicas sobre
las violencias que viven cotidianamente mujeres, lesbianas e identidades
femeninas trans y travestis. Este 28, 29 y 30 de junio, se realizaron las
audiencias finales y se dio a conocer la sentencia que cierra un capítulo del
proceso.
El 28, la audiencia se realizó en el marco de
Marcha Nacional contra los Travesticidios, en Plaza de Mayo; mientras que las dos últimas se
celebraron en el Consejo Nacional de ATE, y participaron dirigentas y afiliadas del gremio
y de la CTA Autónoma. Entre ellas, la Secretaria de Organización del CDN,
Silvia León; la Directora de Género, Marta Galante, y Alejandra Angriman,
Secretaria de Género de la CTA-A.
“Estuvimos acompañando la visibilización de las historias de
compañeras que en toda Latinoamérica están sufriendo el amedrentamiento y las violencias,
y que cuando van a la justicia por protección son revictimizadas”, dijo al
respecto Galante.
“La justicia en totalmente patriarcal”, agregó. E hizo
referencia a dos casos emblemáticos de Argentina: el de Susana Freydoz, que fue
condenada a 18 años de condena efectiva por
el asesinato de su esposo, el gobernador de Río Negro, Carlos Soria, quien la
violentó durante largos años; y el del femicida de Wanda Taddei, Eduardo
Vázquez, que sólo recibió una condena de 7 años con libertades. “En el Estado también podemos verlo cuando una
mujer sufre violencia laboral. Las víctimas son trasladas de su lugar de
trabajo porque no obtienen respuestas ni del Estado patrón, ni de la justicia”,
señaló.
Por su parte, León
valoró: “Este Tribunal es una forma creativa y maravillosa de condenar a la
justicia patriarcal, que es cómplice estructural del poder”.
La dirigente contó que, a la luz de estos debates, las
trabajadoras comenzaron a plantearse “qué pasa que no existe una mirada
feminista sobre la justicia laboral”.” A partir de allí, surgió la inquietud de
constituir, junto a nuestros cuerpos jurídicos, un Observatorio Feminista que
mire situaciones de discriminación, violencia y acoso, en el ámbito laboral”.
“Fueron jornadas de vivencias muy fuertes que nos pusieron
en contacto con mujeres de pueblos originarias, lesbianas y travestis, que
vienen llevando adelante redes y espacios comunitarios, que nos permiten hermanarnos
y construir nuevas formas de justicia, que respeten los derechos humanos, las autonomías
y las formas culturales de los pueblos originarios desde un concepto de plurinación”,
destacó.
Hacia una justicia feminista, originaria, popular y comunitaria
En el cierre de la jornada, la activista feminista, Liliana
Daunes, leyó la sentencia del Tribunal que condenó a la justicia por haber generado
“una impunidad histórica de las opresiones que nos hace el sistema”.
La justicia fue declarada “culpable” de “ignorar nuestras
cosmovisiones”, por su “complicidad con multinacionales que han saqueado
nuestros territorios” y por ser parte “del racismo y terrorismo de Estado que
encarcela, criminaliza y mata a nuestros pueblos”. “No hay independencia
judicial, hay complicidad estructural” y “nuestras luchas y palabras son
criminalizadas, deslegitimadas y reducidas”, concluye el fallo.
El documento también plantea una propuesta: “Convocamos a
las mujeres del mundo, originarias, negras, afro, racializadas, lesbianas,
trans, travestis a unir nuestras energías, fuerzas y la sabiduría intergeneracional
de las abuelas, las ancestras y las niñas, para difundir esta condena a la
justicia patriarcal, y mantenernos en alerta para que no atraviese nuestros
cuerpos, territorios, cosmogonías y formas de vida. Llamamos a constituir una
justicia de sanación y liberación de los cuerpos, los pueblos y los territorios.
Un justicia feminista originaria, popular, comunitaria”.
“Norita” Cortiñas, de
Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, participó de esta última audiencia y acompaño el posicionamiento del Tribunal. “La resistencia que hacemos todo los días,
cada minuto, es lo que hace que florezcan estas bellísimas mujeres jóvenes que
empezaron a crecer como hojas de primavera, que llenaron las calles y dijeron acá
estamos para afianzar lucha”, manifestó. “Hoy las mujeres somos visibles”,
recalcó.
La socióloga y activista feminista brasilera, e integrante de
la Marcha Mundial, Nalu Farías, apuntó: “Entendemos que cuando estamos
criticando a la justicia, estamos
mirando a un modelo, que es racista, heteropatriarcal, y colonialista. La justicia
no está separada de eso, es parte del Estado con esas características.
Entonces, pensar en construir una otra justicia feminista está muy conectado a
la lucha por otra sociedad, por un cambio de modelo”, explicó.
Por un Estado con perspectiva de género
Liliana Leyes, secretaria de Organización de ATE Rosario y Yanina
Grismau, responsable de Género de la provincia de Buenos Aires participaron en
esta audiencia para denunciar la connivencia entre el Estado y la justicia
patriarcal, y hablaron de los casos del feminicidio de la trabajadora estatal precarizada,
Laura Iglesias, en Miramar; y el de la desaparición forzada de Johana Ramallo,
en La Plata.
Respecto al caso de Laura, Grisamu expresó: “Estamos
exigiendo una investigación seria y profunda. A cinco años de su femicidio, si
bien hay un condenado, no se investigó la responsabilidad de la policía cuando
hay elementos para sospechar de su participación en el crimen”.
Respecto al caso de Johana, Grismar destacó: “Desde ATE, y
demás organizaciones sociales y de mujeres que acompañamos a la mamá de Johana,
Marta, hacemos responsables al Gobierno provincial de María Eugenia Vidal y a
su secretario de Seguridad, Cristian Ritondo; y denunciamos que Johana no está
perdida, fue desaparecida por redes de trata. También denunciamos a la policía,
los aprietes y el hostigamiento constante que sufre su familia y exigimos que
se investigue a quienes sembraron pistas falsas”.
Liliana Leyes contó que durante el juicio, desde ATE se puso
el acento los casos de aquellas trabajadoras que vienen atravesando situaciones
de acoso laboral, a quienes se les complica el trabajo “porque hay un vacío
legal muy grande”. “El Estado no tiene perspectiva de género, la violencia se invisibiliza
y se naturaliza”, afirmó. Y agregó: “Venimos a visibilizar nuestra formas de
organización, que la reinventamos todo el tiempo para abordar estas situaciones
que sufren nuestras compañeras, mujeres y trans”, cerró.
Hermanadxs
Durante el juicio, la voz y cosmovisión de las mujeres
originarias fue protagonista. Adriana Guzmán Arroyo, del Feminismo Comunitario
Antipatriarcal de Bolivia, expresó: “Para nosotras, que enfrentamos a la
justicia como mujeres indígenas y empobrecidas es importante un espacio donde
nos miramos, nos reconocemos y nos creemos, donde nuestra palabra es importante,
donde la esperanza y la espiritualidad nos da fuerza para resistir y construir
otra justicia desde nuestras cosmogonías”.
Lolita Chávez, de la Red de Sanadoras Ancestrales de
Guatemala, del Consejo del Pueblo K’iche’ -CPK-, y que debió exiliarse de su
territorio por una causa armada en su contra y por estar en peligro su vida y
la de su familia, relató: “Lamentablemente he tenido que resguardarme, tras cinco
ataques a mano armada y estoy acusada falsamente de plagio y secuestro. Quiero regresar
a mi territorio, llevo tiempo sin ver mis hijos. Lo que me pase a mi o a mi
familia es responsabilidad del Estado de Guatemala y las multinacionales”.
Desde la Red de Sanadoras también trajeron el caso de las 41 niñas calcinadas
en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción.
Por su parte, Soraya Maincoño, vocera del pueblo mapuche, se
refirió a los más de 100 años de colonización, saqueo, humillación, persecución
y criminalización que sufre ese pueblo. “En muchas oportunidades nos encontramos
explicando a jueces y fiscales que nosotras concebimos de forma distinta, al
agua, la tierra, y que no nos vamos a poner de acuerdo. Pero esto también
sucede con aquellas con quienes estamos caminando en la misma vereda”, explicó.
Por eso, hizo un llamamiento a las mujeres blancas, a que
empiecen a analizar el racismo que aún anida en cada unx y a reflexionar sobre
sus identidades, "para sentirnos más hermanadas", convocó. “Este es un estado
plurinacional que fue construido en base al genocidio de 36 pueblos originarios”. En esta línea, Soraya resaltó que, pese a la oposición, están trabajando para que el próximo Encuentro de Mujeres, que será en Chubut, sea reconocido como
Encuentro Plurinacional.
Asimismo, Liria Rodríguez, del pueblo
kolla, integrante de Kullakas del Feminismo Comunitario Antipatriarcal
Argentina, expresó: “Quisiera que se llame Plurinacional porque es muy fuerte que nos
ignoren, que hayamos sido ignoradas tanto tiempo más allá de que no hablemos,
pero es porque estamos oprimidas. Yo no puedo salir a la calle con mi forma de
vestir, mis padres perdieron sus idiomas, no me enseñaron las costumbres por
miedo y hoy temo que mis hijos vayan a sufrir lo mismo”, manifestó.
“Estamos hartas del patriarcado pero tenemos esperanza porque
las mujeres estamos despertando”, cerró Liria.
Fotos: ATE Nacional, Feminista de Abya Yala, Pañuelos en
Rebeldía