ATE

Desde hace varios años el AMBA es la única experimental que no pertenece a ningún Centro Regional del INTA.

Los
trabajadores de INTA de la Estación Experimental Agropecuaria del Área
Metropolitana Buenos Aires (EEA AMBA) nucleados en ATE, llevaron adelante una
asamblea preocupados por la situación que nos toca atravesar en este contexto
de pandemia y señalaron que la cuarentena no hizo más que acelerar y
visibilizar las limitaciones con la que vienen conviviendo hace mucho tiempo.

El AMBA
comprende la CABA y 40 municipios de los más poblados del país. Un territorio
con miles de diversidades, que va desde Campana hasta La Plata y que incluye
casi el 40% de los habitantes de la Argentina. Sumado a esto último, la
actualidad nos pone a trabajar “en la primera línea” del área más afectada por
el COVID 19. Hecha ya ésta apretadísima caracterización, ahora pasamos a
describir en qué situación institucional, con qué equipo y recursos tenemos que
cumplir con una inmensa demanda que ante la pandemia se vio incrementada
exponencialmente.

Desde
hace varios años el AMBA es la única experimental que no pertenece a ningún
Centro Regional del INTA. Para los que no entienden mucho del organigrama de la
institución, eso se traduce (entre otras cosas) en incapacidad administrativa,
de gestión de recursos humanos, financieros, etc. Un proyecto que naufraga ante
la indefinición política, a merced de las pujas de un status quo institucional
que no reacciona y que deja el proceso en manos de una lógica de que las cosas se
van a acomodar solas. Este es un problema estructural de la EEA AMBA que
origina algunas de las cosas que seguiremos comentando y otras las profundiza.

En
referencia a los recursos humanos, la Mesa Nacional de ATE INTA señaló que una
importante porción de los trabajadores que hoy están desempeñando tareas en el
territorio, dando respuestas en el marco de la cuarentena, son monotributistas
y, a pesar de eso, salimos a desarrollar tareas “esenciales”.

Muchos de
ellos con más de 10 años con esa modalidad contractual. Hoy se encuentran
cumpliendo labores en centros de salud, comedores comunitarios, acompañando
procesos con organizaciones de la agricultura familiar. Trabajando como lo
hacen siempre, con salarios por debajo de la línea de pobreza y sin ART en un
contexto donde el COVID 19 fue declarado como enfermedad profesional.

Al
problema de la precarización laboral, ATE suma también que cada vez hay menos
trabajadores en la experimental. Ante la incertidumbre del futuro institucional
y las complicaciones que eso trae aparejado para desempeñar las funciones,
varios han pedido traslados o han renunciado por diversas cuestiones. Esto
genera vacíos que nunca se ocupan, erosionando claramente la planta y sobrecargando
al resto.

A lo
largo de estos años se ha denunciado  cómo se cerraron agencias de extensión, se
fueron rompiendo vehículos, cómo se fue deteriorando una estructura mínima que
nunca logró consolidarse. La mayoría de las agencias vienen funcionando en
espacios ajenos, a merced de relaciones institucionales que van y vienen en
función de las coyunturas políticas. Algunas de estas oficinas y sus equipos no
tienen vehículos en funcionamiento. La mayoría de ellos están parados porque
están rotos o porque no están en condiciones de aprobar la VTV.

La
pandemia nos encuentra en este contexto descripto. Con una conducción de
funcionarios nacionales que nos dice que nos cuidemos, quedándonos en casa,
pero por otro lado informa y promociona que los que necesiten semillas o aves
del Pro Huerta pueden obtenerlas a partir de solicitudes virtuales. En el medio
de este gran desafío, nace la lógica del sálvese quien pueda, donde abundan las
indefiniciones, la precariedad y el hacerse cargo de una demanda estallada por
el contexto de encierro y la desesperante situación económica y social que
tenemos en la región con recursos que claramente no alcanzan.

Previamente
a la pandemia venimos alertando y denunciando la precariedad operativa que se
presenta en la EEA AMBA. El actual contexto nos obliga a reforzar todas las
alertas que ya existían y que ahora se agravan por la crisis sanitaria global.

Por todo
esto desde la Mesa Nacional de ATE INTA exigen:

– Basta
de precarización laboral en INTA: pase a planta de todos los trabajadores
contratados.

– Que
lleguen los insumos de seguridad e higiene a las agencias de extensión. Basta
de exponer a los trabajadores sin elementos de protección.

– Fortalecimiento
de la infraestructura y el equipamiento para desarrollar nuestras tareas
dignamente.

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