La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) llamó a
recuperar “la conciencia que se ha ido perdiendo sobre el verdadero valor de la
fuerza de trabajo”, dejando como resultado un salario mínimo que apenas cubre
un tercio de las necesidades básicas. Ante esta dificultosa realidad, el
secretario adjunto, Rodolfo Aguiar, sostiene que “la última dictadura militar y
los gobiernos neoliberales intentaron borrar de nuestra memoria colectiva que
un sueldo mínimo debe alcanzar para una alimentación adecuada, vivienda digna,
educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento,
vacaciones y previsión" y solicitó al Gobierno que “garantice la
recuperación de los ingresos que terminaron de destruirse con el macrismo”.
Días atrás,
la conducción nacional del sindicato reunió de manera virtual a su secretario
con referentes del Estado Nacional de todo el país.
En el informe presentado por la junta interna de ATE INDEC,
se vislumbró cómo una familia tipo (dos adultos de 35 años con dos hijos)
necesitó $68.204 en mayo de este año para satisfacer sus necesidades, siendo
una cantidad realmente inalcanzable para aquellos que perciben el salario mínimo.
"El ingreso básico es un tercio del que debiera ser. O sea que un
trabajador tiene que elegir entre comer, vestirse o garantizar la salud y
educación a sus hijos. Se nos presenta un gran absurdo que es el ser trabajador
y pobre. Por estos días tener empleo no es garantía de satisfacción de las
necesidades básicas en un hogar", explayó el secretario adjunto. El
sindicato basó el presente análisis en los estudios realizados por el director
del Departamento Jurídico de ATE Nacional y presidente de la Asociación de
Abogados Laboralistas (AAL), Matías Cremonte.
Las políticas implementadas en los últimos años fueron
determinantes a la hora de ver la pérdida del poder adquisitivo, donde tras
cuatro años de la gestión macrista hubo un 355% de inflación acumulada y se
llegó a un 35,5% de la población en situación de pobreza. Por eso, Aguiar
evaluó que “una vez superadas las medidas de ajuste que se aplicaron durante
los últimos años sobre los asalariados, jubilados y sectores populares, el
nuevo gobierno debe mostrar una política salarial que permita recuperar
dignidad no sólo a los estatales, sino a toda la clase obrera".
"La fuerza de trabajo tiene un valor y el mismo debe ser
pagado por las patronales estatales y privadas. Los gobiernos deben poner
límites a los empresarios que pretenden basar el aumento de su tasa de ganancia
sobre la explotación de los trabajadores. Además, tenemos que pensar que el
salario mínimo vital es sólo un punto de partida que tiene que ir mejorando
rápida y progresivamente para garantizar una justa distribución de la
riqueza", explicó el dirigente estatal en base a un salario mínimo, vital
y móvil que rige actualmente de $16.875, cifra considerablemente baja para
alcanzar a cubrir las necesidades mínimas de cualquier familia. Tan sólo la
canasta básica alimentaria para una familia tipo cuesta $22.509 mensuales. A
esto hay que sumarle el resto de bienes y servicios necesarios, que representan
un total de $45.695.
Estos valores enfrentados demuestran que hoy en la Argentina
se puede ser trabajador asalariado y pobre a la vez. "Existió una época en
la que trabajo y pobreza eran conceptos contrapuestos. La pobreza era solo un
estado producido por la falta de trabajo. Tenemos que recuperar nuestra
conciencia colectiva y seguir luchando para que el precio mínimo fijado para la
fuerza de trabajo represente fielmente su valor", agregó Aguiar.
Desde ATE, sostenemos que tenemos que vivir dignamente y no
sólo sobrevivir, y para ello hay que lograr que las jubilaciones también sean
del 82% móvil de la actividad y de esa manera las mismas serían mayor al
salario mínimo. En la Argentina ya se encuentran vigentes normas legales y
constitucionales muy claras que prevén el derecho a un salario mínimo vital.
Ahora debemos volver a lograr que las mismas se cumplan.