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“El MTL está integrado por trabajadores ocupados y desocupados, estudiantes, organizaciones de vendedores ambulantes y luchadores por la tierra y la vivienda con representación en 17 provincias y que conforma un verdadero crisol de culturas.


El MTL de Capital, por ejemplo, creció y se hizo fuerte resistiendo desalojos y peleando por una vivienda digna para los compañeros que no tenían donde habitar. Así fue que nació el Proyecto Monteagudo con la autoconstrucción de 330 viviendas, diez locales comerciales, un centro materno-infantil, dos centros comunitarios, una plaza y una radio FM. Un complejo habitacional enclavado en el barrio de Parque Patricios, en el mismo lugar donde tuvo lugar en 1919 la represión contra los trabajadores de la metalúrgica
Vasena dando lugar a la masacre conocida históricamente como la Semana Trágica”.


¿Por qué están en CTA?


“En otro momento de la historia de los trabajadores, la clase obrera era capaz de provocarle daño al enemigo en su territorio, por ejemplo en la fábrica, y se podía existir y gravitar en ese terreno. Sin embargo, esta situación se ha ido modificando. Hoy se puede desmontar en horas una planta industrial y trasladarla a miles de kilómetros, situación que
no afecta a la producción de la fábrica. Es mucho más difícil saber quiénes son los enemigos.
Donde no se conoce al patrón, ya no se puede discutir con él, porque no existe visiblemente y todo se remite a la obtención de plusvalía. Entonces, es en este momento donde el territorio va cobrando una nueva dimensión.
Por otro lado, desde hace décadas gran parte del sindicalismo se ha transformado en una
casta de burócratas empresarios, garantes de la flexibilización laboral y funcionales al sistema.
Sus estructuras se han convertido en un edificio reciclado que ha mantenido la cáscara, pero por dentro no hay nada.
La Central ha entendido el fenómeno y comienza a transformarse claramente en una Central
no corporativa, que entiende que debe haber una Central en el marco de una nueva
categoría del sujeto pueblo, de los excluidos, los agredidos por el sistema y de aquellos que
tributan a un proyecto de país diferente.
El desafío para el MTL dentro de la CTA no es mirarse a sí mismo como elemento vanguardizador de tal o cual proyecto, nuestro único objetivo de existir es apostar a la construcción de un nuevo movimiento histórico que pueda retomar la lucha de clases en todos los terrenos de Argentina”.


¿Qué pasó en Jujuy?


“Lo que pasó en Jujuy, entre tantas cosas que pasaron, es que muchos compañeros que eran escépticos, que estaban pero no estaban, se terminaron de convencer de lo que verdaderamente significa este proceso “Hacia la Constituyente Social en la Argentina” que ni empezó ni terminó en Jujuy pero se hizo evidente, se manifestó de una manera impresionante.
Allí quedó claro que no estamos discutiendo candidaturas ni creaciones de partidos, que no estamos disputando la gobernabilidad de un sistema perverso que reparte injusticia, que sólo sirve para garantizar quien tiene la manija en los negocios.
Quedó claro que pelear por lo cotidiano no alcanza, que no peleamos sólo por mejores
condiciones de vida sino por una cultura distinta. En Jujuy quedó claro, también, que somos un pueblo pluricultural enclavado en un continente pluricultural. Reconocer ese solo hecho debería significar remover toda la estructura política.
Representa terminar con la Argentina de lengua única, de dioses únicos, de propiedad única, de modelo único para realidades culturales diversas.
La Constituyente se podría ver como un proceso de acumulación de rebeldía histórica constituido en fuerza ideológica, en fuerza de ideas simples pero de una potencialidad devastadora.
Eso es lo que se está planteando. No se trata de cambiar el modelo económico sino de cambiar sustancialmente la estructura del estado argentino para que nos contenga a todos.
Yo me formé en un proceso extraordinario de construcción de sueños como fue la Unidad
Popular en Chile y no puedo dejar de asociarlo con esto que estamos viviendo con la Constituyente Social. Porque nosotros somos portadores de sueños históricos, porque ya hemos probado que nos tienen que cortar las patas para ponernos de rodillas, porque estamos dispuestos a sostener con dignidad esa historia.


¿Y ahora es cuando?


“Ahora es cuando” es una consigna que se fue construyendo esos 17 meses previos a Jujuy y llegamos a octubre con toda esa carga. Por eso fue legítimo emocionarse, fue legítimo que se constituyera en una fiesta para miles de compañeros.
Sobre todo para aquellos compañeros que no la veían, que tenían que verla para convencerse.
Pero este camino sólo puede ser real si conseguimos vencer las dificultades que tenemos
dentro de nosotros mismos. De eso dependerá que este proceso pueda fraguar y pueda resolver las tareas inconclusas de nuestra historia.
Para eso necesitamos a todos los compañeros y compañeras del campo popular y no sólo los que fuimos allá.
Jujuy también tiene sus riesgos. Jujuy puede cargarnos de impaciencia, puede hacernos creer que ya llegamos. Es decir, el “Ahora es cuando” tiene valor si significa ser paciente
para construir, salir a buscar lo diverso, si es la capacidad de sostener la construcción ideológica en el marco del debate en la calle, de bancarse la pluralidad, de respetar cada espacio en el marco de un espacio mayor que nos contenga a todos. El “Ahora es cuando” son muchas cosas pero por sobre todas ellas, representa la oportunidad y la decisión de llevar adelante este proceso”

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