ATE

por Gustavo Quinteros, Secretario de Formación

Nos encontramos ante las puertas de una nueva conmemoración del 01 de mayo, a 136 años de aquel abril de 1886, cuando un grupo de obreros anarquistas lanzaron una campaña en Chicago para lograr las ocho horas de la jornada de trabajo.

Conmemoración de la lucha que implicaba la conquista de una mejor calidad de vida para lxs trabajadores. Por todxs es conocido que el incipiente sistema capitalista desgarraba a la clase obrera a las peores penurias con extendidas jornadas laborales de hasta 18 horas y denigrantes condiciones de vida.

Decían los mártires de Chicago en el fraguado juicio: “En los grandes centros industriales de los Estados Unidos hay mas miseria que en las naciones del viejo mundo. Miles de obreros viven en Chicago en habitaciones inmundas, sin ventilación ni espacio suficiente, dos y tres familias viven amontonadas en un solo cuarto y comen piltrafas de carne y algunos restos de verduras. Las enfermedades se ceban en los hombres, en las mujeres y en los niños, ¿Y no es esto horrible en una ciudad que se reputa civilizada?”

A 136 años, las garras de aquel sistema “donde una clase vive a expensas del trabajo de otra clase” sigue dejando su huella en la mayoría de lxs trabajadores del mundo entero. Con variaciones reconocibles, la esencia es la misma: una clase vive a expensas del trabajo de otra clase, en condiciones cada vez más alarmantes.

En la Argentina, de las estadísticas de Generación del Ingreso que elabora el INDEC, se desprende que “a fines de 2021 mientras el valor de la Canasta Básica Total del promedio del Hogar era de $74.059, el ingreso medio del grupo habitacional integrado por poco más de 4 personas era de apenas $46.712, esto es exhibe una brecha de 36,9%, o dicho de otra manera necesitaba un aumento de recursos de 58,5% para no caer en el estado de pobreza.”

Es decir, lo que a todas voces se siente en la calle: el sueldo (para quienes lo tienen) no alcanza para llegar a fin de mes. Y para quienes no tienen hoy el privilegio de tener un ingreso mensual, sobrevivir en el abismo pareciera la única salida posible.

A fines de abril de 1886, ese grupo de obreros anarquistas, y la campaña por las ocho horas, movilizaron una histórica manifestación de casi 200.000 personas que fueron brutalmente reprimidas.

Los mártires de chicago fueron ejecutados. Sus ideas no.

Mas allá de la lucha por la legalidad de la reducción de la jornada laboral. Lo que garantizó su cumplimiento fue la organización y la lucha de un movimiento obrero organizado.

Por todxs nosotrxs son conocidas las dificultades que atraviesa nuestro pueblo y las consecuencias de la crisis después de la crisis. A veinte años del 2001, los sucesivos gobiernos tambalean y el desencanto produce advertencias sobre nuestro futuro en figuras como Javier Milei o Patricia Bullrich.

Ante ese escenario, nos es necesario retomar la historia del 01 de mayo. Empaparnos de su lucha por la dignidad. “8 horas para trabajar, 8 horas de recreo, 8 horas para dormir”

En todas nuestras asambleas, reuniones, encuentros, a lo largo del país, en todas las conversaciones entre compañerxs, sabemos, decimos, que lo establecido por las leyes del sistema no alcanza para ir mas allá de la supervivencia.

Por eso la propuesta por seguir organizándonos como clase, para transformar estas condiciones, es fundamental. Como así también, el debate y la formación política juegan en ello un rol esencial. Necesitamos de toda nuestra militancia, recuperando la esperanza por una estrategia que consolide la unidad de nuestra clase y nuestras organizaciones para enfrentar los tiempos que vienen. En eso, nuestra ATE y nuestra Central, son herramientas estratégicas para consolidar espacios donde nuestrxs cuadrxs a lo largo y ancho del país discutan la sociedad que queremos.

Debemos recuperar el 01 de mayo del sosiego de feriado y la efeméride, hacia la acumulación de voluntades y acciones que nos conduzcan a luchar, hasta que todo sea como soñamos. Hasta que no haya ningún hogar pobre, ni un pibe o piba con hambre y que cada trabajador y trabajadora sea parte de la riqueza que produce.

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