ATE

Evocar a Héctor es traer al inventor de cauces que navegó por un largo río de vidas sindicales, al de las citas de Jauretche, a uno de los referentes de la resistencia peronista y de la CGT de los Argentinos, al protagonista de los Rosariazos, al cesanteado por la Dictadura militar, al expulsado de su gremio por los que habían colaborado con los militares.

Es recordar al que trascendió el barrio Belgrano para viajar por Latinoamérica y el mundo con la CLATT, con la Central Sindical Mundial, con ATE y la CLATE. El que visitó al General Perón en la mítica quinta de Puerta de Hierro.

Es añorar al creador de ANUSATE en 1977 y al Pater Noster de Víctor De Gennaro y Germán Abdala para recuperar ATE en 1984.

Al perseverante que saltó a la política como candidato a diputado nacional, al gestor de la unidad de los trabajadores dentro y fuera de la ATE, al que balbuceó la CTA en el Grito de Burzaco en el ’91 y que jamás dejó de militar, hasta el último suspiro, en su querida seccional.

Es recordar también al autodidacta de prodigiosa memoria que encontró en el pensamiento nacional su lugar para realizarse integralmente; al lanzador de frases que marcan aún hoy nuestro camino, como aquel “Estamos abriendo un cauce para que lo transiten miles de compañeros que aún no conocemos….”, del 10 de diciembre de 1977 en la Casa Nazaret donde se fundó la Verde ANUSATE. O esa otra que decía que “para cambiar hay que arriesgar” y nos alentaba a encarar la construcción de un nuevo modelo sindical como la CTA.

Por todo eso, este 25 de enero, evocar al “Colorado” Héctor Quagliaro es destacar lo mejor de nuestra historia, su reflejo en las generaciones actuales y sus apuestas al futuro que todos y todas soñamos.

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