ATE

Daniel Godoy Director IDEPSALUD ATEARGENTINA, Movimiento por el Derecho a la Salud MDS

En estos días
se ha puesto en agenda la discusión sobre la posible gratuidad de los
medicamentos a nuestras jubiladas y jubilados. Ha sido una propuesta efectiva y
concreta por parte de una de las formulas presidenciables, en este caso a
través de declaraciones públicas del Dr. Alberto Fernández.

Inmediatamente
la cadena de tracción de la especulación y el “no se puede” (y no se debe!) se
puso en marcha, desacreditando la iniciativa entre otras razones agitando la
chicana “lo vamos a pagar entre todxs” como si el casamiento de MM/FMI no lo
afrontaremos entre todxs lxs argentinxs (lxs de esta generación y las
próximas), o poniendo en categoría de “gasto” a una “inversión” tan decisiva
como devolver acceso al medicamento y por lo tanto devolver Salud a las
jubiladas y jubilados de este país. Efectivamente la posibilidad de una medida
semejante descomprimiría la crítica situación de la mayoría de lxs jubiladxs
por 2 situaciones: en principio porque la voraz inflación acumulada en la era
MM descalzó las magras actualizaciones de los haberes jubilatorios.

Según la
Defensoría de la Tercera Edad, la Canasta Básica de los Jubilados es de $
30.524 al 1 de abril de 2019, mientras el 65% de las jubilaciones y pensiones
cobran el haber mínimo bruto de aproximadamente $ 11.500 (por debajo de la
línea de indigencia de $ 12.086,78 en el mes de mayo último); así, casi 7 de
cada 10 jubiladxs necesitan más de dos jubilaciones y media para alcanzar la
línea de pobreza.

Las diferentes
estimaciones coinciden en una pérdida importante del valor adquisitivo de los
jubiladx; por ejemplo según el CEPA, el poder adquisitivo de la jubilación
mínima se retrajo 18,3%, (incluso considerando el aumento pre – visto para
junio de 2019) en relación al promedio del poder adquisitivo de 2015. O sea que
cualquier medida que por medios directos (aumento de los haberes jubilatorios)
o indirectos (reducción de gastos de bolsillo) son de una urgente necesidad
para parte de la población más vulnerada y más vulnerable de la Argentina.

En el caso de
los medicamentos, componen buena parte de esa canasta estimada específicamente
para adultxs mayores. Recordemos que la mayoría de las personas de 60 años y
más consumen en promedio entre 4-8 medicamentos, lo que hace inevitable el
impacto negativo en su economía y por ende en su salud. Mientras las
jubilaciones aumentaron un 172% entre mayo de 2015 y mayo de 2019, la inflación
de los medicamentos en el mismo periodo alcanzó 314% en general, con aumentos
cercanos al 700 % algunos medicamentos de alta tasa de uso entre la población adulta
mayor.

Sin contar
obviamente, con que a partir de la modificación en la Resolución N° 005 de
PAMI, para acceder a la cobertura total se exige cumplir una serie de
requisitos restrictivos y hasta absurdos como que ahora, los afiliados deben
tener ingresos inferiores a 1,5 haberes previsionales mínimos, no estar
afiliado a un sistema de medicina prepaga, no ser propietario de más de un
inmueble, no poseer un vehículo de menos de 10 años de antigüedad, no poseer
aeronaves o embarcaciones de lujo.

Ambas situaciones
(la reducción del poder adquisitivo y el peso desmedido de los medicamentos en
la estructura de gastos del/la jubilado/a promedio) traen como consecuencia
abandonos ya comprobados de los tratamientos crónicos, tal lo que se observa en
buena parte de las obras sociales (IOMA la obra social de los estatales
bonaerenses de – creció en la cobertura en medicamentos hasta orillar el 25% en
promedio).

Y así como
Alberto Fernández fue concreto y certero con su propuesta, debería serlo con el
proyecto estructural para el PAMI. Sanitaristas cercanos a Sergio Massa como el
Dr. Rubén Torres (también Rector del ISALUD de Ginés González García) hablan de
viejas propuestas de vaciamiento del PAMI, tales como la Provincialización, o
la libre elección y migración de lxs jubiladxs a otras obras sociales, en línea
con el Proyecto CUS del Gobierno y el FMI. Medicamentos puede y debe ser la
punta del ovillo para devolver al PAMI lo que lxs jubiladxs merecen y reclaman:
que sea transparente, que atienda las necesidades sociales y sanitarias de lxs
afiliadxs y no de las corporaciones, y que deje de ser una cueva del
clientelismo y la amigocracia, y que tribute a un sistema de salud integrado y
solidario.

Pero ampliando
el marco de análisis, podríamos decir que el rubro medicamentos necesita
también de una atención y un abordaje urgente y efectivo, en la necesaria
restitución del derecho a la salud que el próximo gobierno debe
operacionalizar, y que la confluencia de la mayoría del Movimiento Sanitario
argentino plasmó en los 15 Puntos por el Derecho a la Salud (MS15) que está
siendo entregado a lxs candidatxs presidenciables, y donde se encuentra
incluido el medicamento como bien social y no como bien de mercado.

El gasto en
medicamentos compone buena parte del importante gasto en Salud que registra la
Argentina (estimaciones disimiles entre el 7 y el 10 % del PBI), que incluye el
altísimo gasto de bolsillo de las personas de los cuales el gasto en
medicamentos es cerca de la mitad. La presunta crisis de financiamiento del
Sistema de Salud en buena parte está en buena parte influida por un mercado
absolutamente irracional y cuasi des regulado, como es el mercado del
medicamento.

Desde mayo de
2015 a mayo de este año, los medicamentos se incrementaron un 298% en promedio,
con picos de hasta 710% en el caso de algunos remedios utilizados para el
tratamiento de enfermedades cardiovasculares. Así lo informó un trabajo sobre
la situación de las personas mayores realizado en conjunto por el Centro de
Economía Política Argentina (CEPA), el Centro de Estudios Políticos para
Personas Mayores (Ceppema) y la Asociación Latinoamericana de Gerontología
Comunitaria (ALGEC).

La capacidad
de compra del sector público en conjunto con el PAMI y las Obras Sociales
Provinciales acumulan 27 millones de personas (aproximadamente 15, 7 y 5
millones respectivamente) demandantes de medicamentos, y algo así como la mitad
del gasto global en salud. “…establecer políticas públicas de abastecimiento de
medicamentos para planes sociales direccionadas sobre el eje de la compra, las
vuelve muy vulnerables al significativo poder de las grandes empresas
farmacéuticas y a los avatares de una economía de “mercado. Una alternativa
real a las políticas de compra de medicamentos consiste en la utilización de la
capacidad instalada existente en el sector público y que se expresa en los
laboratorios de PPM que hay en nuestro país…” decía el recientemente fallecido
investigador Martin Istúriz.

La Producción
Pública de Medicamentos es una de las claves para recuperar racionalidad en el
gasto y el consumo del mercado de los medicamentos en la Argentina, devolver
derechos vulnerados en clave de Salud, y promover soberanía en un campo de
tanta dependencia estructural.

El mismo Perón
y Carrillo a poco de asumir en 1946, y demandados por una situación de aumento
desmedido de precios, crearon la Empresa EMESTA Empresa Medicinal del Estado,
que prontamente lanzó al mercado farmacéutico 100 productos en farmacias de
todo el país entre un 50 y 75 por ciento más baratos que los similares de otros
laboratorios, caracterizando al medicamento como un bien social, e insuflando
soberanía al sector estratégico tecnológico.

Hay en el país
casi 40 laboratorios de PPM en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en 12
provincias (Córdoba, San Luis, Buenos Aires, Santa Fe, Formosa, Misiones, La
Pampa, Río Negro, Tucumán, Corrientes, Chaco y Mendoza). Esa capacidad
instalada y optimizada, admitiría buena parte de la demanda de medicamentos
para las patologías prevalentes de lxs afiliadxs del PAMI; y mejorada, ser
ariete en la provisión del Sistema Público y de las Obras Sociales
Provinciales.

Se debe
retomar el impulso oscilante (y contradictorio por momentos) otorgado durante
el gobierno anterior a la Red Nacional de Laboratorios de PPM (RELAP), en donde
el Instituto Nacional de Tecnología Industrial INTI, actuaba como soporte
tecnológico en alrededor de 30 rubros como control de calidad, modernización
tecnológica, actualización de procesos industriales, control de materias primas
y análisis de costos, calibración de equipos, por mencionar algunos. Un solo
anuncio decanta en varias encrucijadas necesarias de ser develadas.

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