ATE

Secretario General, ATE Rosario

En las filas de las resistencias, fundamos caminos y abrimos cauces

El camino es nuestro. ¿Lo podremos ver? ¿Será la utopía sin
trabajo precarizado un objetivo que podamos cumplir, que podamos lograr? Las
respuestas, más que las palabras que uno piensa desde un lugar de pertenencia,
las dan los hechos políticos, los acontecimientos. Nada es estático y por el
dinamismo que tiene la política, debemos marchar en dirección de, además de
resistir el ajuste lanzado contra las trabajadoras y los trabajadores, insertarnos
en una lucha sin cuartel en pos de reinventar derechos. Y no hay tiempo que
perder.

El 2018 cerró con despidos en los organismos públicos del
Estado, un sector golpeado por un gobierno que necesita que la crisis la paguen
los trabajadores y los asalariados en general. Lo que hubo en estos tres años
de “gestión”, es una fenomenal transferencia de recursos de los que menos
tienen, que son mayoría, a los que más tienen, que son franca minoría. Esta es
la base política del gobierno de Cambiemos, sostenida además con una gran
campaña de marketing que muestra que la mentira
es la verdad
. Un tiempo sin historia, sin memoria, para que nadie se
acuerde ni un segundo de las bases sólidas que establecieron un Estado que
garantizó a gran parte de nuestro pueblo salud, educación y trabajo. Para
ellos, ese tiempo no puede volver a prosperar en nuestras tierras. Por eso el
tiempo líquido que destruye la política en materia de derechos humanos,
sociales, económicos, desmantelando el empleo, la salud, la educación. Todo
acompañado por el falso discurso que sostiene que los que se fueron son el
diablo y los que están encarrilan el camino de la esperanza, asegurando que las
soluciones para los argentinos no vendrán del pasado.

Si este presente es con el protagonismo de la Ministra de
Seguridad, Patricia Bullrich, y la doctrina Chocobar como referencia de los
cambios que faltan, queda más que claro que este 2019 volveremos a enfrentar
una nueva intentona de destronar el trabajo como sinónimo de dignidad, que debe
ser eliminado de la faz de la tierra, reprimiendo el derecho constitucional a
protestar. Así piensan la política y vemos cómo la ejecutan en lo cotidiano.

En los fatales años de Cambiemos se tomaron medidas anti
populares a rabiar y los gobernadores de cada una de las 24 provincias avalaron
este tsunami político firmando cada año acuerdos para ultrajar al Estado de
recursos. Esto quedó evidenciado en la aprobación de similares características
en el Presupuesto nacional y los presupuestos provinciales. Este centralismo
unitario que ejecutan los gobiernos de turno se aplica desde los años 90. Su
autor, un intelectual de Harvard, Domingo Cavallo, es el mismo que estatizó en
la dictadura (76 – 83) la deuda privada, medida que benefició de manera
privilegiada a la familia Macri. Volviendo a los gobernadores, esta sumisión
fiscal al gobierno nacional ha permitido congelar cargos vacantes en áreas
estratégicas y, en 2018, llevó a la firma de consensos fiscales en donde
claramente se pierden recursos en materia de obra pública e infraestructura,
como el fondo federal de salarios, la quita de subsidios en transporte público,
etc.

No hay duda que esos recursos repercuten en el empleo y en
las condiciones actuales de quienes todavía tienen asegurado un salario todos
los meses.

En este contexto brutal donde la crisis la debemos pagar los
trabajadores y las trabajadoras, se van a desarrollar las paritarias 2019. En
ese espacio quedará en evidencia la disputa que se va a dar en relación al
salario: los trabajadores luchando y el gobierno despuntando el lápiz para
realizar una propuesta más mezquina que la del año pasado.

En particular en Santa Fe, ya escuchamos los discursos
oficiales en los que se reconoce que el año 2018 fue muy complicado en términos
económicos, pero se insiste en que el mecanismo de la cláusula gatillo sirvió
para proteger el salario de los trabajadores. Estas palabras del Ministro de
Gobierno de Santa Fe, Pablo Farías, apuntan a sostener los esquemas en que se
desarrollaron las paritarias años anteriores. Que arrojaron como resultado, en
relación al poder adquisitivo de los trabajadores, una caída libre, perdiendo
más de 20 puntos, sólo si observamos el desarrollo inflacionario del 2018 que
se acerca al 50%. La ecuación de que la cláusula gatillo lograría una
protección de salarios no funcionó. Los aumentos apenas llegaron al 18%, con
salarios iniciales de $15.500 de bolsillo, cuando para dejar de ser pobre,
según datos oficiales del INDEC, hay que superar los $25.000, y para obtener
salarios dignos hay que superar los $38.000.

Para cambiar la paritaria hay que cambiar el modelo gremial
que representa nuestro paritario en Santa Fe, Jorge Hoffmann, quien no se cansa
de decir que hace estos acuerdos con la provincia en defensa de un salario que
no se compara con ningún lugar del país.

En conclusión, en 2019, una vez más, estaremos en la calle
movilizados y organizados en pos de nuestros derechos. También recordaremos los
Rosariazos, en el mes de mayo y en el mes de septiembre, aquellas jornadas de
1969 cuando nuestra ciudad se sumó a las masivas protestas que se dieron en
Córdoba, Corrientes, Neuquén, Tucumán, los conocidos azos de resistencia del pueblo contra la dictadura del General Juan
Carlos Onganía. Hoy, 50 años después, intentan en democracia cercenar los
derechos de nuestra sociedad nuevamente. Por eso no puede faltar en nuestra
memoria el recuerdo de esta gesta masiva de nuestro pueblo, que tuvo como
estandarte la unidad obrero-estudiantil, con un protagonismo elocuente de la
CGT de los Argentinos, con dirigentes que al presente siguen honrando a nuestra
clase: Raimundo Ongaro, Agustín Tosco, Hector Quagliaro y tantos y tantas que
pusieron el cuerpo contra la lacerante dictadura militar de entonces.

Entendemos que los grandes desafíos que se nos presentan son
en pos de seguir bregando por un modelo gremial que solucione los problemas
reales de los laburantes. ATE a través de su historia, de su rica historia a lo
largo y ancho del país, con apenas 94 años de vida ha demostrado que se debía
construir otro modelo sindical con más democracia y participación. Pero también
que con democratizar nuestro gremio solamente no alcanza. Por eso es necesario
potenciar una propuesta política que cambie este rumbo económico que ataca a
las trabajadoras y los trabajadores, que se una con el resto de las
organizaciones sociales y políticas de nuestro país y que brinde por fin una
alternativa para la felicidad y el bienestar de nuestro pueblo.

Raúl Daz
Secretario General, Asociación Trabajadores del Estado
Rosario

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