ATE

En el marco de la semana del acampe
junto a la CTA Autónoma, una extraordinaria actividad en la que pudimos debatir
en las calles y con toda la sociedad las implicancias del proyecto de
presupuesto que el presidente Macri y el Fondo Monetario Internacional habían
presentado al Congreso de la Nación, abrimos un importante y amplio abanico de
encuentros con diversas organizaciones sindicales, sociales, culturales,
religiosas y partidarias -con y sin representación en el Congreso de la Nación-
para oponernos a ese proyecto y alentar una perspectiva de presupuesto
diferente basado en el trabajo, la producción y la soberanía.

Conscientes de que, mediante este
Presupuesto, el gobierno le entrega al FMI las llaves de la decisión soberana
sobre las políticas económicas y sociales. Algo que sin dudas representa el
ajuste perpetuo en el Estado nacional, en las provincias y en los municipios de
nuestro país y la consecuente profundización de la recesión a niveles de
depresión económica. Y significa también multiplicar la pobreza, el hambre y la
inequidad en la sociedad en la que vivimos y llevarla a las antípodas de la
perspectiva de desarrollo como Nación.

Fue una trascendente semana frente al
Congreso donde se expresaron todos los sectores de nuestra organización,
sindicatos hermanos de la CTA A y diversas organizaciones sociales con las que
compartimos la lucha sin olvidarnos de homenajear a personajes esenciales de
nuestra cultura e historia popular como Rodolfo Walsh, Mercedes Sosa y las
Madres de Plaza de Mayo.

Y fue allí, al cerrar ese verdadero
campamento por Trabajo, Producción y Soberanía, donde anunciamos que cuando el
proyecto de Presupuesto Nacional fuera tratado, íbamos a parar y movilizarnos
para abrazar al Congreso y marchar en todas las plazas del país con aquellos
que estaban dispuestos a ser coherentes entre lo que dicen y lo que hacen.

Es la misma coherencia que tuvimos el 23
de octubre cuando marchamos junto al Movimiento Evita, la CTEP y la Corriente
Clasista Combativa, el día previo al paro, para alentar a que se apruebe la Ley
de Emergencia Alimentaria en el Congreso de la Nación y que los legisladores
voten en función de las urgencias y de las necesidades de nuestro país: terminar
con el hambre y la pobreza en lugar de acatar las prioridades del FMI, que son
el ajuste, la especulación financiera y el enriquecimiento de los bancos.

Por esa misma razón paramos y nos
movilizamos el día 24 y fuimos  protagonistas de esa jornada de lucha junto a
los compañeros de la Federación Marítima, SiPreBA, Judiciales, APL y a todos
los sindicatos y organizaciones sociales de nuestra Central. Protagonistas de
la resistencia de los trabajadores y trabajadoras en la calle, y no como lo
quiere hacer aparecer el editorialista del diario La Nación, Morales Solá, al
acusar a nuestro gremio y a nuestra Central de ser responsables de los actos de
violencia.

Al contrario, fuimos nosotros, los
compañeros y compañeras de ATE, la CTA A y las organizaciones hermanas, los que
sufrimos los actos de violencia, los que padecimos una represión desmesurada y
una cacería brutal que no distinguió entre trabajadores movilizados, vendedores
ambulantes y ocasionales transeúntes,

Fuimos nosotros los que sufrimos los
heridos y los detenidos en una extensa jornada que se extendió en la puerta de
la comisaría hasta que el último de ellos fue liberado, ya entrada la madrugada.

Por eso para nosotros esa discusión no empezó
ni terminó ese día. Primero porque este proyecto del presupuesto de la entrega va
a seguir discutiéndose en el Senado, donde va a ser más evidente aún la
complicidad de gobernadores y gobernadoras que se dicen opositores pero que en
realidad son cómplices de las políticas del gobierno nacional, de la subordinación
al FMI y de las gravísimas consecuencias que va a tener sobre nuestras
provincias.

Además, el agravamiento de las políticas
que ya se están  aplicando, va a
multiplicar las razones para seguir luchando, para ser más coherentes entre lo que
decimos y lo que hacemos, para garantizar con organización la capacidad de
construir unidad para una propuesta alternativa que cambie este gobierno de
Macri y nos permita construir una perspectiva de dignidad y de justicia para
nuestro pueblo.

Por
eso la tarea es continuar generando condiciones para construir un nuevo paro
nacional y una gran movilización para repudiar la presencia de Trump,
el presidente del imperio norteamericano, que junto con otros mandatarios de
las principales potencias del mundo van a querer venir a Argentina a coronar en
el G20 sus políticas de expoliación y dependencia.

Lo que sigue también para los
trabajadores estatales es continuar la discusión de los presupuestos
provinciales para que no se repliquen en ellos las nefastas políticas del
ejecutivo nacional, para lograr incluir a nuestro pueblo en un  Estado democrático y popular.

Estamos convencidos de que en la medida
que avancen las políticas de ajuste con represión, lo que se deteriora es la democracia
real y lo que se fortalece es la democracia formal. Ejemplo de ello es lo que
está pasando en el hermano país de Brasil con el retorno del fascismo.

Nuestro gremio viene participando
activamente de innumerables gestas del pueblo como el Encuentro Nacional de
Mujeres en Chubut -con una enorme delegación de compañeras de todo el país- o
la marcha en defensa de la Salud Pública y la participación en el E
ncuentro de Medicina Social realizado en Bolivia. Y encara
el último tramo del 2018 con una agenda importantísima de luchas, propuestas y acciones
que fortalecen nuestro desarrollo en el territorio, profundizan la unidad con
las organizaciones populares de América Latina y consolidan la formación
política de nuestros cuadros.

Así
como en la editorial anterior dijimos que había que ganar las calles, ahora tenemos
que ganar las conciencias de nuestros trabajadores y de nuestro pueblo. Para
ello hay que estar plenamente convencidos, quienes día a día construimos
nuestra ATE, que solamente tendremos destino como Nación si fortalecemos el
sentido de autonomía de nuestros pueblos y la conciencia política en nuestros
militantes.

Al mismo tiempo que peleamos y
construimos nuevos derechos, tenemos que abrir el camino a un nuevo tipo de
Estado y a un nuevo tipo de democracia. Porque solo habrá democracia plena
cuando terminemos con el hambre,  la
pobreza y abramos espacios plenos de participación de nuestro pueblo. Solo así el
Estado dejará de ser un cascarón vacío y hueco para convertirse en la expresión
de una patria grande latinoamericana, plenamente soberana y justa, gobernada
por hombres y mujeres libres.

 

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