ATE

por Rodolfo Kempf

Hace casi un año
nomás, la derecha imperialista ejecutaba un golpe de Estado. Al concretarse, un
conjunto de intelectuales indigenistas, feministas y ecologistas[1]
plantearon que el gobierno del MAS había hecho fraude; que Evo Morales había
caído por su propio peso; que había sido un levantamiento popular contra el MAS
aprovechado por la derecha; que se trataba de una crisis institucional. Un año
después, y solo dos semanas posteriores a que lxs golpistas homenajeen a los
asesinos del Che, el MAS arrasó en las elecciones, recuperando el
gobierno. 

Estxs intelectuales
han discutido los procesos latinoamericanos ubicados en la interrelación de
tres contradicciones: el género, la raza/etnia y la naturaleza. En este
sentido, las acusaciones al gobierno de Evo circularon en torno al carácter
patriarcal de la conducción política, al neoextractivismo y a una versión
arquetípica de lo indígena.

Para estxs
intelectuales, el Cono Sur pivotea a lo largo de este siglo, en una
contradicción entre un modelo de crecimiento basado en el extractivismo y un
modelo de decrecimiento sustentado en la agroecología, el feminismo y el
indigenismo.

Uno de los ejemplos
de esta discusión es el litio. Argentina, Bolivia y Chile contienen en sus
territorios la mayor cantidad de este mineral del planeta. El litio hoy es un
elemento clave para las tecnologías de almacenamiento energético, no solo para
comunicaciones, ni para amortiguar el rasgo intermitente en las energías
renovables, sino también en la movilidad eléctrica. El gobierno de Evo, a
diferencia de Chile y Argentina, estatizó los yacimientos de litio y creó una
empresa estatal para conducir el proceso de exploración, investigación y establecimiento
de la producción en plantas piloto. Para el escalamiento industrial, inició
acuerdos con Alemania y China, que no tuvieran como eje único e indiscutible el
valor de cambio. El Estado boliviano negoció acuerdos que permitirían resolver
necesidades populares sin intercambio mercantil, a partir de dispositivos en
los cuales el litio cumple un rol clave. Y el golpe truncó este proceso.

La imagen de Evo
circulando en un auto eléctrico construido en talleres bolivianos puede tener
distintas lecturas. Por un lado, la condensación de las tres contradicciones
que antes mencionamos: el auto eléctrico como falo, la extracción de litio como
agresión a la naturaleza y el indígena que propone patrones culturales del
colonizador.

Por otro lado, para
el magnate asociado a Donald Trump, Elon Musk, esta imagen es una afrenta a su
poderío y por ello dijo que volvería a apoyar un golpe en Bolivia por el litio,
imprescindible para su empresa automotriz Tesla.

Finalmente, esa
imagen también propone una forma de entender el desarrollo para Nuestramérica:
siguiendo la senda del Che.

Hace 55 años, el
Che Guevara daba uno de sus memorables discursos, en el II Seminario Económico
de Solidaridad Afroasiática, realizado en Argel, entre el 22 y el 27 de febrero
de 1965.  En este discurso el Che
plantea, en primer lugar, la “necesidad de la alianza de los pueblos
subdesarrollados y de los países socialistas” contra el enemigo común: el
imperialismo.

En segundo lugar,
en el discurso, Guevara plantea que “el desarrollo de los países que empiezan
ahora el camino de la liberación, debe costar a los países socialistas”. El Che
postula una propuesta de establecimiento de un vínculo entre países socialistas
y subdesarrollados donde los primeros tengan un rol clave en determinar que los
términos de intercambio comercial y financiero no estén regidos por la ley del
valor, por las reglas del juego capitalista, sino que acompañen fraternalmente
a los países subdesarrollados en su camino de desarrollo. En este punto el Che
plantea que los países socialistas deben establecer créditos y precios
diferenciados, inversiones directas y formar cuadros técnicos. 

En tercer lugar, el
Che plantea que “deben ponerse en tensión las fuerzas de los países
subdesarrollados y tomar firmemente la ruta de la construcción de una sociedad
nueva”. Este es tal vez el postulado que más se articula con el pensamiento
guevarista sobre la construcción del hombre
nuevo
. Cuando el Che propone términos de intercambio que propicien el
desarrollo, está implicada la disputa por el rumbo socialista de la sociedad,
en cada país, para cada pueblo.

Y finalmente en
cuarto lugar, el Che plantea que “no se puede abandonar el desarrollo a la
improvisación más absoluta”. En la planificación reside gran parte del
pensamiento económico de Guevara, aunque el Che postula una mirada integral de
la lucha de clases, conformando y configurando al conjunto de los aspectos de
la sociedad.

La imagen del auto
eléctrico de Evo, entonces, propone un camino de confrontación con el
imperialismo: un pueblo sumido en la dependencia y el subdesarrollo por siglos,
que encara un proceso de lucha antiimperialista, en el cual asume el control
sobre su propio desarrollo. La movilización popular y la reforma constitucional
que le otorga la propiedad completa del suelo al Estado, permite negociar los
términos del intercambio en un marco que profundiza la soberanía y la
distribución de la riqueza. El protagonismo del conjunto de las
subalternidades, cristaliza en derechos, incluso para la naturaleza. Aunque el
mundo no es el mismo que en 1965, tener injerencia sobre los términos de
intercambio entre naciones y entre empresas, implica confrontar con los marcos
conformados por el Consenso de Washington. Es decir, retomar la construcción
revolucionaria de una senda en que los intercambios sean a favor de los
pueblos.

¿Por qué estxs
intelectuales feministas, indigenistas y ecologistas, entonces, acompañaron de
alguna forma el golpe? Porque desagregan el elemento central de lo que se juega
en Bolivia: la lucha contra el imperialismo. Esta desagregación del contenido
de clase de las disputas, habilita el error (siendo generosxs). Las
contradicciones de género, raciales y ambientales, junto con las de clases,
constituyen una totalidad social, un proceso histórico complejo que se
despliega haciendo emerger la interrelación de dichas contradicciones. En la
lucha antiimperialista se transmuta esa interrelación de conflictos sociales.

Retomar la senda
del Che, implica recuperar la síntesis concreta de la forma en la cual se despliega
la lucha de clases en Nuestramérica, es decir, sin disputa contra el poder
imperialista no hay proceso de liberación de ninguna de las contradicciones que
estos intelectuales proponen emanciparse.



[1] Rivera Cusicanqui, Segato, Zibechi,
Gudynas, Svampa (aunque ella sí reconoció el golpe de Estado, planteó que el
afán reeleccionista y el fraude eran los iniciadores del golpe), entre otras y
otros. 

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