Este es un momento muy complejo. El anuncio del pago en
cuotas de nuestros aguinaldos fue un golpe duro, limitando la posibilidad de
mejorar nuestra situación salarial a través de la discusión paritaria. Además,
nuestra capacidad de respuesta está condicionada por este momento de
aislamiento social. En otro contexto, otras hubieran sido las respuestas por
parte de nuestro gremio para oponernos a esta medida tan injusta.
Esto no significa que nosotros no entendamos el grave
momento que estamos atravesando, ni que no valoremos muchas de las cosas que se
vienen haciendo para reforzar el rol del Estado en su intervención de la vida
de la economía del país y en atender las necesidades de los sectores más
postergados.
Así se
lo hicimos saber al Presidente en la carta que le enviamos para expresar
nuestra oposición a esta vulneración de derechos sobre los salarios de lxs
trabajadores estatales: no se entiende por qué en este contexto de dificultades
se habilita el pago en cuotas para el salario de lxs trabajadores pero no se
avanza en la aprobación, en el Congreso, de una ley que ponga un impuesto a las
grandes fortunas.
El camino de achicar los derechos de lxs trabajadores
estatales, evidentemente va a impactar negativamente en las prestaciones del
Estado. En estos tiempos de pandemia y emergencia que atravesamos se destaca lo
esencial del rol del Estado, y es por esto que es indiscutible lo esencial que
resulta también el rol de lxs trabajadores estatales. Pero para tener un Estado
fuerte, con servicios y prestaciones de calidad, se deben garantizar los
derechos de los compañeros y compañeras que ejecutan las políticas públicas.
La respuesta sanitaria del Gobierno Nacional ha sido muy
positiva y, de hecho, Argentina ha sido reconocida en todo el mundo por ella.
Esto fue producto de la decisión política de recuperar el Ministerio de Salud de
la Nación, desde donde se impulsaron medidas de prevención y atención para toda
la sociedad. Pero esas medidas se resienten cuando se demora el pago de la
justa bonificación establecida por el riesgo que atraviesan lxs trabajadores de
la Salud, que exponen sus vidas en las primeras líneas de defensa frente a la
pandemia. Ese beneficio, que debería haber sido pagado con los sueldos de
abril, todavía no ha sido percibido por trabajadores de hospitales de algunas
provincias y unidades sanitarias de algunos municipios.
Mientras tanto, tenemos que lamentar dos nuevas muertes de
compañeros: Uno en el Hospital Rivadavia, y otro en el Hospital Durand; elevando
la cifra de trabajadores de la Salud fallecidxs en el marco de la pandemia a
19.
Lxs
trabajadores organizados en ATE tenemos la tarea de enfrentar este contexto
fortaleciendo la capacidad de injerencia del Estado en la vida pública, y es
por eso que respaldamos la intervención y la expropiación de Vicentín.
El Gobierno debe intervenir para prevenir que la banca del Estado esté al
servicio de unos pocos o que se use para estafar al pueblo argentino. El Estado
debe tener la capacidad de regular los precios en el mercado alimentario y sus
cadenas de producción, tanto para la exportación como para el consumo interno.
Fue un triunfo muy importante también el que obtuvimos
cuando se empezó a reabrir FANAZUL, la Fábrica Militar de la localidad
bonaerense de Azul: eso va a habilitar la reincorporación de compañeros.
Necesitamos
que el Estado sea un actor cada vez más protagónico en el desarrollo
productivo, científico y tecnológico del país, pero es importante que esto vaya
acompañado del fin del estado de postergación salarial y de precarización
laboral de lxs trabajadores estatales. Y es en este tema en donde vemos retrocesos y
contradicciones que se terminan expresando en una injusta distribución de los
esfuerzos necesarios para enfrentar la crisis en los distintos sectores de la
sociedad.
Y si miramos la situación de las provincias, como bien se
plasma en el artículo "Los ajustes que esconde la pandemia" de esta edición de ‘El Trabajador del Estado’,
podemos ver cómo algunos gobernadores aprovechan la pandemia y la emergencia para avanzar en políticas de ajuste
sobre lxs trabajadores del Estado, como en los casos de Entre Ríos, Chaco o el que afecta a lxs municipales en Mendoza.
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Junio: Un mes emblemático
para lxs trabajadores estatales y el pueblo argentino
El día 26 de junio se conmemoró un nuevo aniversario de los
asesinatos de Kosteki y Santillán en manos del Gobierno de Duhalde que, en
2002, intentó culpar de la violencia y el desorden a las organizaciones
sociales movilizadas en contra del hambre. El fracaso de esa operación
posibilitó que se avanzara rápidamente en las elecciones un año después, y el
sacrificio de Maxi y Darío abrió las puertas a un tiempo de esperanzas y
transformaciones que, aunque no se pudieron desarrollar plenamente, sin dudas
tuvieron una significación muy importante en la historia de nuestro país.
Al mismo tiempo, este hecho se volvió un símbolo fundamental
para la organización en los barrios, camino que años antes habíamos iniciado
desde la CTA. Hoy son una de las expresiones más importantes de la organización
de la Clase Trabajadora porque desde siempre estuvieron en la primera línea de
la lucha contra el hambre a través de la organización de merenderos, comedores
y cooperativas de trabajo, o a través de la recuperación de empresas cerradas
fraudulentamente, para ponerlas al servicio de un desarrollo productivo
autónomo del país. Sin ninguna duda Darío y Maxi son grandes símbolos de este
presente en el que la organización de la Clase Trabajadora es protagonista.
Por
otro lado el 27 de Junio celebramos el ‘Día del Trabajador y la Trabajadora del
Estado’, que a través de nuestra participación activa en la CLATE se ha
constituido como tal en casi todo el continente latinoamericano. Fue en
esa fecha que, mientras en Argentina reinaba la dictadura cívico-militar
genocida, en la Organización Internacional del Trabajo logramos que se
reconocieran nuestros derechos, como trabajadores estatales, a sindicalizarnos
y a tener nuestro Convenio Colectivo de Trabajo. Este último derecho aun no ha
sido alcanzado plenamente en la Argentina, ya que hay una gran cantidad de
provincias y municipios en donde aún no se nos ha reconocido.
La
lucha cotidiana ha demostrado que, allí donde existen el gremio organizado y el
CCT, donde hay trabajadores con derechos, se pueden garantizar las condiciones
de seguridad e higiene laboral, y se logra establecer protocolos frente a esta
emergencia del Covid-19, así como Comités de Crisis con distintos sectores de
la comunidad, para que la respuesta a esta pandemia sea colectiva y organizada.
El CCT actúa no solamente como un instrumento que fortalece la organización
para la defensa de los derechos de lxs estatales, sino que también se convierte
en un elemento articulador de unidad con otros sectores, en un rol más abierto
y democrático del Estado hacia las organizaciones populares.
Estos dos hitos de junio se alzan con mucho orgullo para
quienes somos parte de la Clase Trabajadora, y nos brindan aporten
fundamentales para poder pensar y concretar no solamente una mayor capacidad
del pueblo para enfrentar emergencias como la que estamos viviendo, sino
también para surcar caminos de construcciones nuevas que alumbren una nueva
institucionalidad estatal que profundicen la Democracia y la solidaridad en
nuestro país.