El ascenso a teniente general de César Milani, un personaje acusado de ser responsable activo en el genocidio que sufriera nuestro país, lo primero que genera es un fuerte repudio.
Lo repudiamos en particular los trabajadores del Estado, que desde los mismos orígenes de la agrupación Anusate, que recuperó el gremio en 1984, hemos estado al frente de toda la lucha en defensa de los derechos humanos.
Cabe recodar que Anusate se constituyó en 1977 en la iglesia de la Santa Cruz, el mismo lugar donde se reunían las Madres que fueron secuestradas por la banda de los asesinos Astiz y Massera.
Desde esos orígenes la agrupación unió la lucha por los derechos laborales y sindicales de los trabajadores, en aquel tiempo por la recuperación de la democracia, con la lucha en defensa de los derechos humanos, porque denunciar a la dictadura era una manera de resistir y de defender esos derechos, y buscar construir el camino de la recuperación de las instituciones democráticas para nuestro país.
O sea que somos parte de esa historia y no podemos en estás circunstancias, menos que repudiar semejante aberración política producida por el gobierno nacional.
En segundo lugar cabe preguntarse ¿por qué lo hace?
Muchos piensan que solo se trata de un capricho de la presidenta de sostener a este personaje por una actitud de no dar marcha atrás con una decisión tomada.