Informe político completo del Secretario General de ATE Nacional, Hugo ‘Cachorro’ Godoy, en el marco del Confederal 2022, celebrado el pasado viernes 18 de marzo en la Federación de Box:
Hacemos este Congreso Federal en el mes de marzo. No es un mes cualquiera. Hay dos hechos fundamentales y la antesala de un tercer hecho histórico fundamental en este mes de marzo.
El primero es la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora el 8 de Marzo. Si en el marco de las luchas contra el macrismo hubo un hito que mostró no solamente la capacidad de resistencia de nuestro pueblo, sino también su capacidad de construir alternativas y protagonismo político y social, fue la emergencia del movimiento nacional de mujeres. Fue tan grande la fuerza y la potencia con la que emergió, que habilitó debates no sólo alrededor de los derechos de la mujer, con ejemplos como la lucha por el ‘Ni Una Menos’ y los Paros Nacionales de Mujeres de los que nuestro gremio y nuestra Central fueron parte fundamental. No solamente hablamos y debatimos sobre estos temas en los que se produjeron profundas transformaciones culturales –que están en desarrollo aún-, sino que además se dio lugar a la discusión de problemáticas en otros sectores, como el de las diversidades de género.
En ese sentido, en nuestro gremio, apenas asumió esta conducción en noviembre de 2019, el Departamento de Género se transformó en el Departamento de Género y Diversidades. Porque primero vienen las decisiones políticas y después aparece la institucionalización de los derechos, como es el de equidad de género que vamos a debatir en los próximos meses en el marco de la reforma de nuestro Estatuto. Pero el proceso de lucha de nuestras compañeras no comenzó en 2015, porque la lucha por los derechos de la mujer y las distintas corrientes del feminismo fueron parte sustancial de las transformaciones y de los debates políticos del Siglo XX. Y en el inicio del Siglo XXI alumbraron con toda la potencia, pero nuestras compañeras siempre fueron parte fundamental de las luchas que hemos llevado adelante.
Este 8 de Marzo tuvo además una particularidad, y es que se dio en el marco del debate alrededor de los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional –imposiciones, diría yo-. Y fue por eso que la consigna elegida por nuestras compañeras fue ‘La deuda es con nosotras y con nosotres, que la paguen los que la fugaron’. El debate alrededor del movimiento feminista no fue solamente sectorial, sino que constituyó una parte central del debate de lucha de la Clase Trabajadora. Y la identidad de clase en el marco de las distintas corrientes de esa diversidad del movimiento feminista fue alimentada por el aporte fundamental de nuestras compañeras en esta identidad de clase, y en la consciencia de saber quién es el enemigo principal: El Fondo Monetario Internacional, las transnacionales que lo financian, y el imperio de Estados Unidos detrás del cual está su estrategia geopolítica para imponer la subordinación sobre los pueblos de Latinoamérica, el Caribe y el mundo. Y en esa marcha del 8 de Marzo esa perspectiva estuvo clara, y nos sentimos absolutamente reflejados en esa consigna. Por eso la participación de las mujeres de nuestro gremio y nuestra Central fue acompañada por el conjunto de nuestras organizaciones.
Otro hito presente en este mes es el del 24 de Marzo, en el que recordamos el genocidio de la dictadura cívico-militar con la necesidad de construir Memoria, Verdad y Justicia que nuestro pueblo ha sido capaz de llevar adelante. Estos casi 40 años de democracia que logramos y que estamos tratando de perfeccionar, ya que la nuestra es una democracia muy restringida y limitada, permitieron que se avance en muchos derechos individuales, pero durante ese mismo tiempo también retrocedimos como sociedad en términos de derechos colectivos, con el acrecentamiento de la pobreza y la presencia del hambre como expresiones sociales, pero también como expresiones políticas de las estrategias de subyugación de los sectores dominantes de nuestra sociedad.
Pero así como tuvimos y tenemos estas derrotas y estas demostraciones crueles de las limitaciones de la democracia en nuestro país, también tenemos hitos históricos fundamentales: Quienes pretenden reivindicar a la dictadura no han podido impedir que en nuestra sociedad predomine el sentido profundo de Memoria, Verdad y Justicia. Aún en los momentos de resistencia, como fueron los años de gobierno del macrismo en que nos quisieron imponer el ‘dos por uno’, fue nuestro pueblo en la calle el que impidió se retrocediera. Cuando nos querían decir que no habían sido 30 mil nuestros detenidos y desaparecidos, no solo sostuvimos esa reivindicación, sino que además rendimos homenaje a aquellos compañeros y compañeras con el compromiso de pelear por lograr esa sociedad por la que ellos y ellas lucharon, basada en la independencia como pueblo, en la soberanía como Nación, y en la justicia y el derecho a la autonomía como sociedad para construir un nuevo sistema que no sea el capitalista. En ese mandato está nuestra lucha.
Por eso los 24 de Marzo son para nosotros fechas muy importantes, porque tienen que ver –al igual que los 8 de Marzo- con profundos debates culturales al interior de nuestra sociedad y en la consciencia de nuestro pueblo. Es esa consciencia la que nos podrá permitir la fuerza, la voluntad y la convicción necesarias para que nuestros objetivos alcancen la victoria.
También este marzo es la antesala de otro hito histórico para la cultura y la identidad de nuestro pueblo, que es la lucha por la recuperación de las Islas Malvinas Argentinas. Porque marzo tiene esa memoria contra el genocidio, pero también tiene la memoria y la reivindicación de ese 30 de Marzo del año 1982, cuando en un Paro Nacional salimos a las calles para enfrentar a la dictadura. Fue la Clase Trabajadora el principal actor social y político que enfrentó a la dictadura, y es por eso que de los 30 mil detenidos desaparecidos, el 70 por ciento eran trabajadores y trabajadoras. Porque había que destruir la capacidad de unidad y de organización de nuestra clase. Justamente por eso es que reivindicamos y valoramos tanto en este mes al 30 de Marzo. La dictadura era consciente de ese reagrupamiento y de la capacidad de recuperación que teníamos, y alentó a esa guerra que se desarrolló a partir del 2 de abril. Pero era muy difícil que esa dictadura sostuviera una guerra antiimperialista: El primero que se rindió fue Astiz, un genocida. El segundo fue Menéndez, y el tercero fue Galtieri, el 14 de junio del ’82.
La gesta de Malvinas, sin embargo, como reivindicación histórica de nuestro pueblo es sinónimo de nuestra lucha antiimperialista, que tiene que ver con la historia pero que también tiene que ver con el presente, porque esa base de la OTAN que está en nuestras Islas Malvinas debe ser desalojada. La ocupación de nuestros territorios tiene que ver con las estrategias geopolíticas del imperio de Estados Unidos y de sus aliados europeos para extender su dominio sobre el Atlántico Sur y sobre la Antártida. Es por esto que conmemorar el 2 de Abril para nosotros no es un tema menor. En este momento las estrategias imperiales tratan de instalar la guerra en Latinoamérica y de exacerbar la guerra en otras naciones. La OTAN, con su avance sobre el oriente, ha sido la principal responsable de desatar la guerra en Ucrania, pero también podemos hablar de los bombardeos en Somalia o en Egipto, llevados a cabo por el mismo imperio. Nuestra pelea por desalojar a la OTAN de las Islas Malvinas Argentinas tiene que ver no solamente con los derechos del pueblo argentino, sino también con los derechos de todos los pueblos de Latinoamérica y con los derechos de los pueblos del mundo entero para terminar con las estrategias guerreristas y de dominación de los imperios para dar paso a estrategias de paz.
Realizamos este Confederal en este contexto para pensar, planificar y desarrollar las estrategias de crecimiento de nuestro gremio y de construcción de unidad de la Clase Trabajadora y del movimiento popular. Para hacer realidad esos sueños que se desplegaron en las calles para enfrentar y echar al macrismo, que se expresaron en las elecciones que lo derrotaron en el 2019 y para las que nuestro gremio fue un actor fundamental, necesitamos fortalecer la unidad de la Clase Trabajadora y del movimiento popular con claridad en los objetivos. No debe ser la unidad del amontonamiento ni a cualquier precio, porque nosotros no queremos al macrismo porque no queremos al neoliberalismo, ni con Macri ni con Rodríguez Larreta.
La unidad tiene que forjarse en torno a objetivos estratégicos de soberanía, de justicia, de trabajo y producción, con un Estado al servicio de esa perspectiva nacional. Hay que erradicar al neoliberalismo del Estado Nacional y de los Estados de las provincias y de los municipios. Porque es el neoliberalismo el que está presente en la precariedad laboral en los municipios, en la tercerización de servicios del Estado en hospitales o en escuelas, en la no recuperación de organismos del Estado. Este año se cumplen 30 años de las privatizaciones del menemismo y vencen las concesiones a Edenor, a Edesur y a todas las empresas de servicios eléctricos y de agua.
Esas privatizaciones todavía están presentes como una daga clavada en el corazón del Estado. Es ese mismo neoliberalismo el que está presente allí cuando no hay financiamiento para fortalecer las estructuras productivas y económicas que tiene el Estado, y que está presente cuando se sigue promoviendo la concesión a empresas transnacionales de la administración del canal de la red troncal del Río Paraná, o cuando no hay financiamiento para la realización del Canal de Magdalena para que tengamos una salida autónoma al océano y no dependamos del puerto de Montevideo, que no es de los uruguayos, sino de las empresas multinacionales que lo administran como lo hacen con la mayoría de nuestros puertos.
Esa tiene que ser la perspectiva de construcción de unidad, porque si no es así, no hay acumulación de fuerzas. Estamos desarrollando fuerzas de manera ejemplar y extraordinaria con las elecciones de delegados y delegadas que se vienen dando a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. Somos 316 mil afiliados y afiliadas, cuando hace seis o siete años atrás éramos 250 mil. ¡Miren cómo crece nuestro gremio, y con qué potencialidad! Aún en el escenario de mayor cantidad de dificultades, enfrentando al neoliberalismo y a la pandemia, nuestro gremio crece. Y cuando crecemos, alentamos en la elección de los cuerpos de delegados y delegadas la promoción de nuevas generaciones de dirigentes y de dirigentas. Y en la sede de cada nueva Seccional que crea ATE, se crea la base para formar la CTA Autónoma y se crea la base para promover la construcción de un nuevo modelo de organización de la Clase Trabajadora, basado en la libertad y en la democracia sindical.
La dictadura cívico-militar no sólo llevó adelante un genocidio y una desestructuración del Estado, sino que una de las primeras cosas de las que se encargó fue de fracturar el salario, la segunda fue la de generar la híper desocupación, y la tercera fue la de consolidar la precarización laboral, y con todo esto procuró generar impotencia en la Clase Trabajadora, para que no tuviera capacidad de unirse y de organizarse, y para que predominara en nuestra sociedad la pelea de pobres contra pobres. Entonces yo me siento orgulloso y me maravillo cuando pienso en la capacidad que existe en cada Seccional de ATE de unir al trabajador municipal, que garantiza la limpieza de la ciudad, la educación y la salud, con el científico de la CNEA o del CONICET. Ante las desigualdades culturales, salariales y de condiciones laborales, nuestro gremio asume el principal compromiso de construir unidad en el movimiento popular y en la Clase Trabajadora.
Nuestro gremio es una central en sí mismo, y encima asumimos con orgullo y felicidad el compromiso de ayudar a organizar a aquellas trabajadoras y aquellos trabajadores precarizados, desocupados y cooperativistas en el territorio. Ese es un camino que nosotros tenemos que profundizar. Cuando elegimos un delegado o una delegada, ahí mismo le transmitimos el triple compromiso: De organizar a las compañeras y los compañeros en su sector de laburo para defender sus derechos y ganar nuevos; de organizarse con la comunidad que articula en ese organismo del Estado, sea de la producción, científico-tecnológico, de la educación, de la salud, o del territorio; y al mismo tiempo de poner en debate el rol del Estado y promover la enorme tarea de conocimiento y consciencia pública de transformar al Estado para ponerlo al servicio de las mayorías populares, de la soberanía y de la justicia, porque ese es el Estado que tenemos que construir.
Cuando organizamos una Seccional o los cuerpos de delegados y delegadas en el territorio, estamos alentando y promoviendo la unidad de la Clase Trabajadora, así como la construcción de poder propio para enfrentar a nuestros enemigos. Porque hay que construir unidad del movimiento popular, pero la tarea primordial que tenemos nosotros es la de forjar la unidad y el poder de la Clase Trabajadora. Está en la identidad de la clase y en sus valores e intereses, así como en su memoria histórica, la guía liberadora para nuestra sociedad. En torno de esos valores y de esa identidad es que tenemos que construir una estrategia a proponer y a debatir humildemente con el conjunto del movimiento popular en Argentina y en Latinoamérica en su conjunto, porque nadie se salva solo.
En ese marco es que, para nosotros, la reforma del Estatuto no es algo menor. No es un tema administrativo, sino que es un tema profundamente político y cultural. Nosotros tenemos muy grabada en nuestras consciencia y en nuestra memoria aquella frase que imprimió Germán Abdala cuando dijo que las estructuras organizativas de nuestro gremio son estructuras vivas que tienen que dar cuenta permanentemente de la apertura de cauces para las transformaciones culturales y para las nuevas formas de participación de los trabajadores y de las trabajadoras estatales. La modificación de nuestro Estatuto tiene que ver justamente con abrir más cauces de participación, de profundización de la democracia interna, de decisión colectiva en las estrategias de nuestro gremio, de solidaridad y de promoción de la unidad con otros sectores del campo popular, de mayor participación de las mujeres, de las diversidades, de las y los jóvenes, y de las y los jubilados.
No queremos centros de jubilados pasivos, sino que queremos que canalicen la potencialidad que existe en ese sector de trabajadoras y trabajadores, que son la mejor memoria de la sociedad que podemos reconstruir en la Argentina, para que sean un sector activo. Queremos compañeras y compañeros activos, trabajadoras y trabajadores jubilados que dinamicen la presencia del gremio en el territorio.
Porque, además, no es cierto que este acuerdo con el Fondo Monetario Internacional no implique reformas estructurales. Porque ellas van a estar inexorablemente presentes si, como es parte del acuerdo, se ata el valor del dólar al crecimiento de la inflación. Eso va a implicar desvalorización de nuestro peso y de nuestros ingresos. Y, como se demostró en la reunión del Consejo del Salario Mínimo antes de ayer, también implica transformaciones en el Estado. Quizás invisibles para algunos, pero que debemos clarificar.
El Consejo del Salario Mínimo nació para establecer un piso de dignidad en el ingreso de la Clase Trabajadora, y no un techo para las políticas sociales del Gobierno. Sin embargo, la lógica del Ministro Guzmán fue decir que no se puede aumentar más de lo que lo hacen el salario mínimo, como lo pedimos nosotros, porque eso impacta en el aumento del presupuesto en las políticas sociales, y que como hay límites para el déficit fiscal, no se puede hacer. Están transformando a una institución del Estado, como es el Salario Mínimo, Vital y Móvil, que se constituyó con la condición de ser garantía de ingresos dignos para la Clase Trabajadora como establece nuestra Constitución Nacional, en una institución para ponerle un techo bajo a la inversión del Estado para terminar con la pobreza y con el hambre, mientras que se tira para abajo la discusión de los salarios en el ámbito del empleo formal y de las discusiones de las paritarias.
Hay transformaciones estructurales cuando dicen que no quieren reformar el sistema previsional, pero que van a alentar que la gente se quede trabajando más tiempo si la gente se quiere quedar a trabajar más tiempo bajo el pretexto de garantizar el derecho a la libertad. Como si la decisión de un compañero o compañera de trabajar a los 60, a los 65 o a los 75 años de edad fuera una decisión que toma libremente… Esa decisión en realidad se toma porque, si se jubilan, los compañeros y compañeras pasan a cobrar el 50 por ciento de los ya magros salarios que tienen hoy. Esas son reformas estructurales que nos quieren meter pretendiendo que encima les digamos que tienen razón porque promueven la libertad.
Compañeras, compañeros, estamos en un momento muy crítico para la Argentina, para el mundo y para el movimiento popular. No sabemos cuánto van a extenderse estas guerras inter imperialistas, tanto en el tiempo como territorialmente. No sabemos si, como está pasando en China, va a haber un rebrote del Covid-19 a partir de nuevas mutaciones que obliguen a nuevas situaciones sanitarias en nuestro país. No sabemos, todavía, el impacto que va a tener este acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que, vergonzosamente, han aprobado en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores constituyéndolo en Ley. Pero sí sabemos que desde ATE y desde la CTA Autónoma siempre hemos clavado el taco en el límite de los derechos de los trabajadores y las trabajadoras. El límite es que el Estado no se convierta en gendarme de los poderosos, sino que sirva como instrumento del desarrollo productivo, soberano y de generación de justicia en nuestra sociedad. Ahí clavamos el taco y ahí está nuestra fuerza. Ahí está el punto de unidad en torno del cual demostramos que hay un camino de liberación posible para nuestra sociedad, como nos enseñaron nuestras jubiladas y nuestros jubilados, como nos enseñan los pibes y las pibas que se incorporan en las escuelas y en las universidades a los debates junto a la Clase Trabajadora. Lo aprendimos y nos lo refleja el movimiento de mujeres como fenómeno fundamental de la disputa sobre los cambios culturales que tenemos como sociedad. Nos lo demuestran las compañeras y los compañeros que se organizan en los barrios y que se organizan en el campo, como los pequeños y medianos productores rurales.
Hay un claro enemigo: El Fondo Monetario Internacional, a quien tenemos que echar de la Argentina como ya lo hicimos una vez. Las transnacionales, que quieren que la discusión sólo sea organizar la economía del país para exportar y obtener divisas para seguir fugándolas. Hasta que no logremos terminar con el Decreto de Entidades Financieras que instalaron Videla y Martínez de Hoz en la dictadura genocida y que, vergonzosamente, después el Congreso durante el Gobierno de Alfonsín instaló como Ley, no tendremos capacidad del Estado para intervenir en el sistema financiero. Ahí está el enemigo, cuando el imperio de Estados Unidos promueve guerras o promueve sanciones a pueblos hermanos como Cuba, como Nicaragua, como Venezuela, o donde promueve golpes de Estado, como hizo en Bolivia. El mismo golpe de Estado, con otras características, que dieron en El Salvador, en Paraguay, y en Brasil a través de la guerra judicial, que en inglés llaman Lawfare.
La Justicia es un instrumento del Estado, y lo han puesto al servicio de la persecución de los luchadores y las luchadoras populares para ponerle límites a la capacidad de profundización de la democracia. Han utilizado a la Justicia para que, por ejemplo, la compañera Milagro Sala esté todavía presa, y este Confederal debe plantear y reiterar el reclamo de libertad para ella y para todas las compañeras y todos los compañeros luchadores populares que están presos.
Y hay que trabajar denodadamente para que la unidad en esta perspectiva sea la que alimente la disputa el año próximo, cuando se vuelva a elegir Presidente o Presidenta del país, porque cuando se lleva a cabo esa elección, se define un proyecto de país, se elige proyecto de sociedad. Hay una disputa en el seno del campo popular que también se expresa en el Estado, porque así como cuestionamos este acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, celebramos que en el Astillero Río Santiago, por primera vez después de muchos años, el Estado produzca para la defensa nacional y que se haya botado una nueva embarcación hace pocos días. Y con la misma convicción que celebramos eso, también remarcamos que sigue sin reabrirse plenamente Fanazul, o que siguen sin ser reincorporados los compañeros de la fábrica de aviones en Córdoba.
Entonces, la discusión en la perspectiva de construcción de unidad popular no puede hacernos dudar cuando enfrentamos determinados temas. No puede hacernos dudar cuando defendemos los derechos de los laburantes, no puede hacernos dudar cuando luchamos contra el Fondo Monetario Internacional, no puede hacernos dudar cuando presentamos propuestas para construir nuevas estructuras del Estado que garanticen soberanía de nuestro pueblo, ni puede hacernos dudar cuando necesitamos expulsar a través de las urnas a los liberales de Cambiemos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de las provincias donde gobiernan, para garantizar que no vuelvan a gobernar a nivel nacional. No queremos que vuelva ninguna política neoliberal. Nuestra garantía de pelea en pos de la emancipación de nuestra Patria y de mayor dignidad y justicia en la vida de nuestro pueblo es la construcción de la unidad con estos valores, con estos intereses, con estas perspectivas.
Por eso es que nuestro queridísimo gremio, que avanza hacia los 100 años, tiene esta tarea tan importante. Es de los delegados y de las delegadas la tarea de, en su sector de trabajo, defender y acrecentar los derechos gremiales y laborales, pero también es de ellos y ellas la tarea de construcción con los sectores populares que articulan en cada organismo del Estado, y también la responsabilidad de debatir el Estado para discutir el sentido del sistema productivo, de la organización de la economía, de la educación, de la salud, o de la organización territorial del Estado.
Esas mismas tareas tenemos nosotros como máximos dirigentes de ATE. Es en esta perspectiva que queremos debatir el sentido profundo del plan y la estrategia política de nuestro gremio en lo que resta de este año. Espero que lo podamos hacer en el más fraterno debate, en la más fuerte unidad y consciencia solidaria entre nosotros y nosotras, para que el ejemplo de este Confederal se transmita como alimento, como esperanza, como promoción de esfuerzo y de convicciones hacia eso 316 mil afiliados y afiliadas que hoy tenemos, en la búsqueda de llegar a los 500 mil. Porque los principales afiliados a los que tenemos que atender a los que todavía no están, porque cuando ellos se sumen, los que ya estamos organizados tendremos más poder para concretar nuestros objetivos de libertad, de justicia y dignidad para nuestro pueblo y para nuestra Patria Grande Latinoamericana.