Marcela Colín es la primera mujer trans que logró en Trelew
un cargo dentro del sindicalismo. Es actualmente delegada de la Asociación de
Trabajadores del Estado. No es importante qué lugar ocupa en sí, sino que desde
allí representa a muchas personas “que muchas veces la sociedad se encargó de
descartar”. Así lo define. La lupa y la lucha están fijadas en lograr la
implementación en el Ejecutivo del “cupo laboral” y hacia allí van. Habla de
hechos discriminatorios que viven personas trans a diario y pide inclusión. “En
el gremio no vieron mi apariencia: vieron mi persona, que tengo corazón y
capacidad”, resumió.
Marcela habló con Jornada. Hizo un alto en la reunión en la
que participaba (Mesa de Cupo Trans) donde intervienen varias organizaciones y
relató su experiencia de vida. El entusiasmo y la satisfacción por haber dado
un paso más en su vida y poder desde allí tener voz y redoblar la lucha están a
flor de piel. Se le nota en la mirada y en la sonrisa. Tiene muchos proyectos
en mente y agradece todo el tiempo la posibilidad de “ser parte” de quienes
reclaman por los derechos laborales. Uno de los derechos que tanto se le han
vulnerado a un colectivo que habla de malos tratos, discriminación,
estigmatización, abandono y tantas otras cosas más.
¿Cómo llegaste al sindicato?, fue la pregunta. “Llego a
través de la militancia. Me ayudaron muchísimo en temas de discriminación y
sortear situaciones con jefes que me han tocado, pudieron darme una estabilidad
laboral. Empecé precarizada como trans. Nadie me tenía en cuenta. No veían mi
persona, veían mi apariencia y no lo que un humano necesita como persona de no
sentirse estigmatizada laboralmente. Nunca en la vida tuve aportes, nunca estabilidad
laboral. El sindicato me lo dio. Ahora estoy representando en la parte sindical
como delegada de mi sector (Medioambiente)”.
La inserción de Marcela en la conducción del gremio es
calificada por ella misma como “el comienzo de algo nuevo para todos y para la
sociedad. Es la sociedad la que muchas veces se encargó de descartar nuestras
personas. Hacernos sentir muy mal sin motivo alguno. Sin medir el daño, sin
merecerlo. Hoy me siento una persona valorada y luchadora. Luché para poder
llegar donde estoy. Voy a lograr cosas buenas. El sindicato me defendió”,
describió.
Asegura que dentro de su flamante espacio laboral es bien
recibida. Dice además que es “muy aceptada”. De hecho, asegura, “participé en
muchas asambleas, hice varios planteos de lo que me incomoda. Hoy puedo gritar
al viento y decir: sí puedo, porque nadie me calla. Detrás mío tengo un
respaldo. Hoy soy valorada”, expresó.
“Un gran logro”
Su cargo es un gran logro para tantas personas que sufren a
diario la discriminación y la precarización. Desde allí no sólo Marcela puede
plantear las necesidades puntuales y los derechos sino que defenderlos desde lo
gremial. El paso es gigante. “Estoy en un lugar público. Donde se lucha para
incorporar las chicas que vienen, y van a venir más. Porque esto no termina
acá. Esto comienza. Hoy es un nuevo inicio para las chicas trans en la parte
del sindicato”, dijo esbozando una sonrisa.
La intención de Marcela y su entorno es que el resto de los
sindicatos copien esta iniciativa. “Que tomen el ejemplo y sepan que no todo es
ver la apariencia de la persona. Sino de integrarla y conocerla como hicieron
conmigo acá. No vieron mi apariencia, vieron mi persona, tengo corazón y
capacidad”.
“Los mismos derechos”
Aunque sean obvias, hay muchas cosas que el colectivo trans
debe explicar y repetir tantas veces sean necesarias: “Tenemos los mismos
derechos que otro ser humano. No venimos de otro planeta. Somos personas que
tratamos de sobrevivir más allá de las circunstancias. Pasamos y siguen
nuestras compañeras pasando por situaciones muy dolorosas”, manifestó.
Una defensa
Y ejemplificó: “Muchas veces nos toca tener un jefe que no
nos quiere porque somos trans. Ahora tenemos el sindicato, gracias a Dios que
tenemos una defensa y ante este tipo de situaciones que se presenten, se pide
explicación por la discriminación de una persona”, remarcó.
Para finalizar, Marcela, luciendo con orgullo la remera
verde que representa a su gremio cuasi uniforme de todas las personas que lo
integran y destacando la importancia de pertenecer en forma “oficial” reiteró
una vez más que “voy a luchar desde adentro del sindicato. Es un lugar por los
derechos”. Reiteró varias veces que los temas en agenda son nutridos pero que
por ahora “vamos a trabajar para que se reglamente la ordenanza del cupo
trans”.
“Sé que mis compañeras se sienten respaldadas. Desde este
lugar podemos llegar a lograr algo. Todo es posible. Si lo peleamos, vamos a
lograr poder implementar la legislación”, concluyó Marcela su charla, una
historia de valentía y lucha.